El presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, acordó una tregua con la oposición, en la víspera de la llegada de diplomáticos europeos a Kiev y ante la amenaza de sanciones occidentales.

Al menos 26 personas han muerto en Ucrania desde el martes, entre ellas diez policías, en enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden.

La capital ucraniana será escenario el jueves de intensas actividades diplomáticas, con la visita simultánea de los jefes de la diplomacia francesa, alemana y polaca, y de un alto responsable ruso.

En esta contexto, el presidente Yanukovich anunció que acordó una “tregua” con la oposición y la “reanudación de las negociaciones para poner fin al derramamiento de sangre”.

Una inestable calma reinaba el miércoles en el centro de la capital ucraniana, a pesar de los mortíferos choques del día anterior.

Los manifestantes seguían incendiando neumáticos en Maidán, la plaza de la Independencia de Kiev, último refugio de los opositores al presidente Yanukovich.

Antes del anuncio de la tregua, el servicio de seguridad nacional, el SBU, anunció un amplia operación antiterrorista en todo el país, arguyendo que “los grupos extremistas y radicales amenazan con sus acciones la vida de millones de ucranianos”.

Asimismo, el mandatario sustituyó el miércoles al jefe de las fuerzas armadas, Volodymyr Zamana, quien había expresado públicamente su desacuerdo a principios de este mes, cuando el mandatario había barajado la posibilidad de decretar el estado de emergencia ante las manifestaciones opositoras en Kiev y otras partes del país.

Restablecer el diálogo

En Maidán, centro de la contestación que comenzó hace tres meses, cientos de manifestantes se activaban con las manos cargadas de provisiones, ropa y medicamentos.

Una frágil barricada, transformada en una cortina de fuego al caer la noche, separaba a los manifestantes de la policía antimotines, con intercambios intermitentes de proyectiles por ambos lados.

Los ministros de Relaciones Exteriores de Francia, Alemania y Polonia viajarán el jueves por la mañana a Ucrania, con el objetivo de “restablecer el diálogo entre la oposición y el gobierno”, según las palabras del ministro francés Laurent Fabius.

El francés Fabius, el alemán Frank-Walter Steinmeier y el polaco Radoslaw Sikorski, se reunirán el jueves en Kiev con el presidente ucraniano, antes de viajar a Bruselas para rendir cuentas de este encuentro a sus pares de los 28 países del bloque europeo, que mantendrán una reunión de emergencia.

El viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozine, también viajará a Kiev el jueves. Rusia pidió el miércoles a la Unión Europea convencer a la oposición ucraniana de cooperar con las autoridades y tomar distancia con las fuerzas radicales.

El último balance oficial sobre la violencia en la capital es de 26 muertos y 241 heridos, entre ellos 79 policías y cinco periodistas. Al menos diez policías figuran entre los fallecidos, según el ministerio del Interior.

Amenazas de sanciones

Frente a esta crisis política, una de las peores que atraviesa esta ex república soviética desde su independencia en 1991, la Unión Europea anunció que estudiará sanciones contra los responsables de la represión.

París y Berlín condenaron el miércoles “actos inaceptables e intolerables” en Ucrania, asegurando que los responsables serán “castigados”.

Mientras tanto la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, indicó que analizará junto a los responsables de seguridad del bloque “todas las opciones, incluyendo sanciones contra los responsables de la represión y de violaciones de los derechos Humanos” en Ucrania.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió por su parte de “consecuencias” ante la violencia en Ucrania y subrayó que el gobierno debe garantizar a los “manifestantes pacíficos” el derecho de expresarse “sin miedo a la represión”.

Rusia, al contrario, denunció un “intento de golpe de Estado”, exigió que los líderes (de la oposición) hagan cesar el derramamiento de sangre en el país y rechazó todo tipo de mediación europea.

La agitación en Ucrania se remonta a noviembre, cuando el gobierno decidió repentinamente suspender las negociaciones de asociación con la Unión Europea (UE) y estrechar las relaciones económicas con Rusia.