Bajo el lema “No a la persecución”, decenas de personas desfilaron este sábado por el centro de Madrid para denunciar una legislación cada vez más severa con la prostitución y reclamar la negociación de derechos laborales para las “trabajadoras del sexo”.

“¡Respeto total para el trabajo sexual!”, “Somos guapas, somos listas, somos todas feministas” o “Estamos hasta las tetas de tanto político chuleta”, coreaban las decenas de prostitutas y miembros de colectivos de apoyo que marcharon por la calle Montera, uno de los lugares emblemáticos de la prostitución en Madrid.

Algunas con máscaras y caretas, desfilaron en un ambiente festivo blandiendo pancartas en las que podía leerse “Ni víctimas ni esclavas, nosotras decidimos”, “Derechos para las trabajadoras del sexo” o “Madrid me multa”.

El ayuntamiento de Madrid, decidido a luchar contra la prostitución, que en España no es ilegal pero tampoco está regulada, planea multar con entre 750 y 3.000 euros a los clientes que sean sorprendidos contratando prostitutas en la calle.

El gobierno español, en el marco de un proyecto de ley sobre seguridad ciudadana, prevé por su parte multas de 1.000 a 30.000 euros para prostitutas o clientes que sean sorprendidos cerca de escuelas u otros lugares frecuentados por niños.

“Desde que anunciaron lo de las multas los clientes se han espantado, ya no vienen por miedo a la represión”, dice Nereida Lakulok, costarricense de 53 años vestida con un provocativo body negro ornado con senos plateados puntiagudos.

“Les pedimos a las autoridades un espacio para poder trabajar tranquilas, donde no nos moleste la policía”, agrega esta mujer que desde que llegó a España en 1994 ha ejercido la prostutición en la calle Montera.

La policía las ahuyenta pidiéndoles papeles, denuncia mientras en la cabeza de la manifestación una de sus compañeras escenifica un enfrentamiento con un falso agente vestido con un chaleco en el que puede leerse “Policial Moral”.

“No hay derecho a que las trabajadoras sexuales sean tratadas así”, dice Alba Fernández, de 26 años, que da su apoyo a este colectivo desde la asociación Hetaira, creada en 1995.

Pide que la prostitución “se reconozca como un trabajo, haciendo una legalización que ponga en el centro los derechos de las trabajadoras y se negocien espacios en los que puedan ejercer”.

Un informe parlamentario de 2007 estimaba en 400.000 el número de prostitutas en España.