Las tareas aéreas de rescate y aprovisionamiento de víveres y medicamentos a zonas inundadas de la Amazonia boliviana se intensificaron este sábado con el uso de helicópteros, informo el gobierno.

“Estamos aprovechando el buen tiempo” y que momentáneamente ha dejado de llover en algunas zonas de Beni, el departamento más golpeado por las aguas, dijo el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, en conferencia de prensa en Trinidad, la capital departamental y centro de operaciones logísticas.

Cinco helicópteros, dos de fabricación rusa alquilados a firmas peruanas, operaban en distintos poblados anegados por el desborde de los ríos, según Quintana.

Desde Reyes, población limítrofe con Brasil, y desde otros poblados aledaños fueron evacuadas 300 personas hacia Trinidad.

“Hemos abastecido con una dotación importante de víveres al municipio de Reyes y, al mismo tiempo, hemos desarrollado una operación de evacuación de personas que están delicadas de salud”, reportó Quintana, al mando de la operación.

“Vengo de Reyes donde ha ocurrido este desastre, me duele el alma porque necesitamos de verdad ayuda”, dijo en medio de llanto una mujer joven, con dos niños, entrevistada por la estatal radio Patria Nueva.

“La situación es muy grave, el agua nos ha entrado muchísimo y ahorita está escaseando el alimento”, lamentó otra mujer evacuada.

A causa de las lluvias, el jueves llegaron por sus propios medios a Santa Cruz (a unos 500 km de Beni) unos 60 damnificados de las etnias indígenas yuquis y sirionós, en busca de ayuda.

Mientras tanto, la oficina local de las Naciones Unidas informó este sábado en un comunicado de la llegada al país, procedente de Panamá, de 1.500 carpas para albergar a los afectados por las lluvias.

Según un último recuento oficial, la turbulencia de las aguas ha elevado a 55 la cifra de muertos y a 55.645 familias la de damnificados. Además ha dañado 39.289 hectáreas de cultivos y provocado destrozos no cuantificados en puentes y caminos.

Once personas permanecen desaparecidas como efecto de las riadas.

El gobierno decretó hace más de dos semanas la emergencia nacional a fin de destinar mayores recursos públicos para responder a la situación y movilizó a militares y personal de rescate a las zonas afectadas.

La temporada de lluvias, que suele comenzar en noviembre y durar hasta febrero, se adelantó a finales de septiembre y se prolongará hasta marzo.