Partidarios del chavismo y opositores despidieron este viernes a sus compañeros fallecidos en las manifestaciones que el miércoles sacudieron a Caracas y otras ciudades venezolanas, con saldo de tres muertos y más de 60 heridos.

En el barrio caraqueño 23 de Enero, bastión del oficialismo y donde el Cuartel de la Montaña alberga los restos del fallecido ex presidente Hugo Chávez, cientos de personas se reunieron para despedir a Juan Montoya en medio de un mar de flores.

“Juancho”, como era conocido entre los chavistas, murió tras ser alcanzado por disparos en la Plaza de la Candelaria, en el centro de Caracas, tras una multitudinaria manifestación estudiantil para reclamar al gobierno la liberación de universitarios detenidos, mayor seguridad en las calles y mejoras económicas.

La marcha, la mayor contra el presidente Nicolás Maduro desde que asumió el poder hace diez meses, dejó en total tres personas muertas, más de 60 heridos y decenas de detenidos

Montoya ha sido descrito como un activo participante del chavismo y medios locales han difundido imágenes suyas junto a Maduro, quien reconoció que lo conoce desde años atrás.

En el suburbio caraqueño de Guatire se despidió a otro manifestante muerto por herida de bala, Bassil da Costa, quien marchaba entre las filas opositoras.

El féretro del joven, quien era aficionado al fútbol, fue cargado por sus compañeros de equipo y familiares que acudieron a darle el último adiós.

Sobre el tercer manifestante fallecido, Robert Redman, joven declarado opositor que auxilió a Da Costa luego de que fue alcanzado por las balas y que por la noche murió en el sector caraqueño de Chacao, no han trascendido detalles sobre su sepelio.

El miércoles, miles de estudiantes, acompañados por varios líderes de la oposición, marcharon contra la inseguridad, la inflación, la escasez de productos y la detención de universitarios.

Tras las marchas, estallaron incidentes entre estudiantes, fuerzas antimotines y grupos con distintivos del oficialismo.

El gobierno señala que los hechos de violencia fueron resultado de “grupos de ultraderecha infiltrados” en las manifestaciones con el fin de provocar “un golpe de Estado” en Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras en el mundo.