El “poliamor”, que consiste en mantener varias relaciones sentimentales simultáneas, busca afirmarse en Alemania, sobre todo gracias a Christopher Gottwald, quien propone consejos y apoyo para los adeptos de una forma de vida a menudo secreta, equiparada a una sexualidad desenfrenada.

“He dejado de creer en la monogamia. No es para nadie”, sostiene este actor cuadragenario, que desde hace tres años organiza conferencias, talleres e incluso entrevistas particulares.

Gottwald es también uno de los responsaables de la asociación PolyAmore Netzwerk, que cuenta con 120 miembros en la zona de lengua alemana, en la que participan ciudadanos de países como Alemania, Austria y Suiza.

“No estamos hechos para la fidelidad”. Lo mejor es pensar: ‘vivamos en pareja, pero permaneciendo abiertos a lo que pueda suceder’”, explica.

A los 19 años decidió que no quería una relación monógama y durante diez años buscó una compañera que compartiese sus ideas.

Finalmente la encontró, y desde hace trece años vive una relación “abierta” con una mujer. Hace tres años decidió lanzarse a una actividad de asesoramiento e información.

“Claro que se trata de amor”

Christopher Gottwald insiste en la dimensión afectiva del “poliamor”.

“Claro que se trata de amor. No es simplemente una sexualidad libre que permite acostarse con cualquiera”, sostiene.

“Se trata de asumir los sentimientos o el deseo que se siente por otros que no son su compañero o compañera, permaneciendo atento a lo que eso provoca en él o en ella”, insiste.

Los celos no son más que una suma de angustias,“miedo de la soledad, de ser abandonado, de ser comparado, la cólera ante la libertad del otro”, prosigue Gottwald.

Sin embargo, reconoce que se trata de un camino difícil. “Algunos piensan que será fácil, pero cuando comienza verdaderamente, son dominados por las emociones y constatan que no es para ellos”.

Para llegar a esto preconiza una franqueza total e indica que no se trata de “haz lo que quieras, yo no quiero saber”.

“Cada uno debe encontrar el grado que le conviene, pero yo siempre recomiendo evitar la moderación”, añade.

“Cuanto más te abres, más unido te sientes”, justifica.

Su “clientela” no tiene un perfil tipo, sino que está integrada por debutantes, curiosos o personas que ya tuvieron una experiencia de relaciones múltiples.

Los hombres y las mujeres están interesados en la misma proporción, ya sean heterosexuales, homosexuales o bisexuales, pero es difícil hacerse una idea de la magnitud del fenómeno. “No es fácil definirlo como relación y los que la viven no se definen obligatoriamente como poliamorosos”, sostiene.

Durante sus conferencias, las cuestiones de orden práctico -la utilización del tiempo, el lugar donde se duerme- son tan frecuentes como las vinculadas con los celos.

Si bien cada caso es diferente, se observan algunos rasgos generales. “Los triángulos amorosos son verdaderamente complicados, porque (la situación) siempre es bastante desigual. Cuando se trata de cuatro, en cambio, generalmente es más simple”, opina.

“Hace 300 años no se hablaba de amor, (el matrimonio) era sobre todo social, económico, pragmático. Luego la gente reivindicó el derecho de casarse por amor. En la actualidad se viven monogamias sucesivas”, que él considera hipócritas.

En algunos casos, las relaciones poliamorosas pueden ser una etapa antes de regresar a relaciones convencionales. Algunas relaciones poliamorosas, en cambio, duran mucho tiempo, según Gottwald.

Sin embargo, a pesar del creciente interés de los medios de comunicación por los poliamorosos, enfrentar a una sociedad cuyo ideal sigue siendo la fidelidad todavía es delicado.

Declararse poliamoroso “es como un ‘coming out’ con el miedo, a veces justificado, de las repercusiones”, explica.

Gottwald tuvo la suerte de que su madre, “muy católica”, aceptara su elección. “Ella no viviría de esa forma, pero la encuentra apasionante y habla de eso a menudo”, asegura.