Estados Unidos calificó este jueves de “sumamente lamentable” la liberación de 65 presuntos talibanes de la prisión afgana de Bagram, decidida por las autoridades.

“El gobierno afgano carga con la responsabilidad de los resultados de esta decisión [...] Le instamos a que haga todos los esfuerzos necesarios para asegurarse de que los liberados no cometan nuevos actos de violencia y terror”, indicó la embajada estadounidense en Kabul.

Las autoridades afganas liberaron el jueves por la mañana a 65 presuntos combatientes talibanes de Bagram a pesar de las protestas de Estados Unidos, que los considera una amenaza para la seguridad del país.

“Los 65 presos fueron liberados y abandonaron el recinto de la prisión de Bagram esta mañana”, declaró a la AFP Abdul Shukor Dadras, miembro del comité encargado de evaluar la situación de las personas encarceladas en las prisiones afganas.

“Los hemos liberado. Se fueron en coche a su casa pero no hemos organizado su transporte”, confirmó a la AFP el general Ghulam Faruq, jefe de la policía militar en la prisión de Bagram.

El gobierno afgano anunció el 9 de enero que un total de 72 detenidos de esta prisión cercana a Kabul serían liberados por falta de pruebas contra ellos, lo que desató las protestas de los responsables estadounidenses.

Según Estados Unidos, estos prisioneros son “personas peligrosas”, directamente relacionadas con ataques contra soldados de la OTAN y miembros de las fuerzas afganas.

La liberación de los prisioneros es “un paso hacia atrás para el estado de derecho en Afganistán” y “una fuente de inquietud legítima” para las fuerzas de seguridad afganas e internacionales, que luchan contra la insurrección de los talibanes, dijo esta semana el ejército estadounidense.

En marzo de 2013 Estados Unidos cedió a Afganistán la gestión de la prisión de Bagram, llamada “Guantánamo de Oriente”, aunque los estadounidenses siguen controlando a los prisioneros no afganos, principalmente pakistaníes.

Varios observadores ven en estas liberaciones un gesto del poder afgano hacia los talibanes para convencerles de que acepten participar en negociaciones de paz para estabilizar el país tras la retirada de las tropas de la OTAN, prevista a finales de este año.

Los talibanes afganos liderados por el mulá Omar han rechazado hasta ahora cualquier diálogo con el presidente Hamid Karzai, al que consideran una “marioneta” de Estados Unidos.

Este nuevo desencuentro se añade a las tensiones existentes en Washington y Karzai sobre el llamado acuerdo bilateral de seguridad (BSA) que debe definir si los estadounidenses mantienen algunas tropas en Afganistán tras su retirada este año.

Estados Unidos amenaza al presidente afgano de retirar todas las tropas si no firma rápidamente el acuerdo. Pero Karzai quiere esperar a las elecciones presidenciales de abril y dejar que sea su sucesor el que firme el acuerdo.

En 2011, la falta de un acuerdo similar llevó a Estados Unidos a abandonar Irak sin dejar tropas para dar apoyo al ejército iraquí y desde entonces el país vive una ola de violencia.