El número de familias damnificadas por las lluvias en Bolivia subió a 52.337, casi 5.000 más que la medición del día anterior, informó este martes el ministro de Defensa, Rubén Saavedra.

Las fuertes lluvias, que han provocado desborde de ríos y aludes desde que comenzaron a fines de septiembre, han causado 46 personas fallecidas y 14 desaparecidas, según el balance oficial.

“De acuerdo al reporte de Defensa Civil hay 52.337 familias damnificadas a nivel nacional, están afectados 120 municipios (más de un tercio del total), están contabilizadas además 46 personas fallecidas y 14 personas desaparecidas”, indicó Saavedra, entrevistado por la red de medios gubernamentales.

“Tenemos más de 33 mil hectáreas de tierra cultivadas que han sido afectadas” por la época de lluvias que se inició prematuramente en septiembre pasado, agregó.

Los fuertes aguaceros afectan principalmente a los departamentos de Beni (noreste), La Paz (oeste), Cochabamba (centro), Santa Cruz (este) y Chuquisaca (sureste).

La preocupación gubernamental aún se concentra en la pequeña comarca de Morochata, en el centro del país, donde un alud mató el sábado a cuatro personas y dejó unos 10 desaparecidos, tras arrasar unas 15 viviendas.

Las labores de rescate se suspendieron temporalmente, por temor a nuevos derrumbes de piedra y lodo en Morochata.

En una evaluación precedente, Saavedra había fijado en 42 el número de fallecidos y en 47.466 el de familias afectadas.

El ministro de Defensa señaló que se han distribuido unas 250 toneladas de alimentos y medicinas y se espera trasladar otras 150 más por vía aérea, terrestre y fluvial a las zonas más afectadas.

“Las necesidades básicas son alimentos, agua y víveres, por supuesto carpas, colchonetas y frazadas para que las familias damnificadas tengan las condiciones necesarias de calidad de vida y de higiene”, indicó.

La mayoría de las personas afectadas han sido reubicadas en iglesias, escuelas y oficinas de municipios y gobernaciones, donde reciben alimentos.

La temporada de lluvias, que suele comenzar en noviembre y dura hasta febrero, se anticipó esta vez a finales de septiembre y se extenderá hasta marzo, según pronósticos del estatal Servicio de Meteorología (Senamhi).

El gobierno decretó hace dos semanas emergencia nacional, para disponer de más recursos económicos y movilizar a militares y personal de rescate a las zonas afectadas.