Corea del Sur y del Norte se pusieron de acuerdo este miércoles para organizar una nueva reunión de familias separadas por la guerra, la primera desde 2010, un tema sensible que el Norte utiliza, según sus detractores, como moneda de cambio en su pulso con el Sur.

La reunión tendrá lugar en el Monte Kumgang, en Corea del Norte, entre el 20 y el 25 de febrero, dijo el ministerio de Unificación de Corea del Sur.

“Esperamos que este último acuerdo se lleve a cabo sin problemas para aliviar el sufrimiento y el dolor de las familias separadas”, dijo el ministerio en un comunicado.

Los responsables de ambos países se reunieron en la localidad fronteriza de Panmunjom -donde se firmó en 1953 el armisticio que puso fin a las hostilidades- para determinar la fecha.

El acuerdo supone un acercamiento entre los dos países enemigos, que desde hace unos años no consiguen encontrar el más mínimo denominador común para cooperar y atenuar las tensiones.

Sin embargo, los últimos intentos de reunir a las familias fracasaron. En agosto, el Norte y la Cruz Roja surcoreana negociaron una reunión para septiembre pero Pyongyang la anuló pretextando la “hostilidad de Seúl.

Tampoco esta vez se descarta un giro de última hora por la irritación de Corea del Norte por los ejercicios militares programados entre Estados Unidos y Corea del Sur previstos a finales de febrero.

Desde el año 2000, unos 17.000 coreanos del norte o del sur han podido abrazar a hijos, hermanas o padres que habían perdido de vista.

Millones de coreanos se encontraron a un lado u otro de la frontera al final de la guerra y la mayoría fallecieron sin volverse a ver.

Unas 71.000 personas, más de la mitad octogenarias, esperan en el lado surcoreano poder ver de nuevo a sus familiares.