Silla eléctrica, pelotón de ejecución o cámara de gas. Algunos estados de Estados Unidos, afectados por la falta de barbitúricos para aplicar la pena capital, se plantean rescatar viejos métodos que en ciertos casos dejaron de ser utilizados por su brutalidad.

Los abolicionistas no dan crédito, pero en Virginia, Wyoming y Misuri un grupo de congresistas ha propuesto retomar antiguas prácticas mientras sigan escaseando algunas sustancias que componen la inyección letal, método de ejecución generalizado a partir de 1982.

Desde que los fabricantes europeos rechazan abastecerlos, los 32 estados que aplican la pena de muerte en Estados Unidos buscan por todos los medios encontrar nuevos proveedores de las sustancias, al tiempo que se enfrentan a múltiples demandas por el origen de los nuevos productos y el sufrimiento que pueden infligir a los reos.

“Cada vez que se pone en duda un método de ejecución reaparece la preocupación de que se pondrá fin a las ejecuciones y a la pena de muerte en este país”, cuenta a la AFP Deborah Denno, profesora de derecho en la universidad Fordham.

La Cámara de Representantes de Virginia aprobó el 22 de enero un proyecto de ley que autoriza el uso de la silla eléctrica si faltan los barbitúricos para la inyección letal. El texto, impulsado el republicano Jackson Miller, debe ser aprobado por el Senado local para entrar en vigor.

En la actualidad, en Virginia no se puede imponer el método de la silla eléctrica a los condenados. Sin embargo, tal como sucede en otros siete estados, la ley estatal les permite a quienes serán ejecutados escoger la electrocución como alternativa a la inyección intravenosa. La última vez que se usó la silla eléctrica en Virigina fue en enero de 2013.

El fiscal general de Misuri, Chris Koster, prevé el restablecimiento de la cámara de gas como método, después de que al estado le hayan llovido las denuncias por el origen del controvertido anestésico que usa en la inyección letal, fabricado por un laboratorio no homologado a nivel federal.

Koster se queja del “obstáculo artificial” causado por las demandas para “evitar que el estado aplique la pena capital” y ha dicho que, “a menos que los tribunales cambien el curso de las cosas, el poder legislativo se verá pronto obligado a financiar otros métodos de ejecución para hacer justicia”.

Los reclusos pueden escoger la cámara de gas en Misuri, Wyoming y Arizona, estado que lo aplicó por última vez en 1999.

El condenado es sentado y atado a una silla situada en el centro de una sala hermética y con ventanas, y luego empieza a introducirse en el recinto cianuro de hidrógeno, que provoca una muerte “extremadamente violenta”, de acuerdo a una periodista local.

“Propongo el pelotón de ejecución”

Otro republicano de Misuri, Rick Brattin, propone reinstaurar el pelotón de ejecución, aplicado por última vez en Utah en 2010. Esta medida también ha sido planteada por el senador Bruce Burns en Wyoming -con un solo condenado en el corredor de la muerte-, y será revisada por el Senado local a partir del 10 de febrero.

“Considero que la cámara de gas es cruel y extraña, por lo que propongo el pelotón de ejecución ya que, comparado con otros métodos de ejecución, es realmente el menos caro para el estado”, sostiene Burns, también republicano.

“Los políticos de muchos estados empiezan a perder credibilidad. ¿Cuántos giros van a dar?”, se pregunta Denno, experta en métodos de ejecución. “Si pasamos a la inyección letal es porque la electrocución no funcionaba, la cámara de gas no funcionaba”, señala. El ahorcamiento, en vigor todavía en tres estados si el prisionero lo requiere, dejó de aplicarse en 1996.

“Hubo tres ejecuciones fallidas, una vuelta atrás sería considerada como una regresión”, estima por su parte Richard Dieter, director del Centro de Información sobre la Pena Capital (DPIC, en inglés). “Si volvemos a esos métodos, tendríamos historias terribles y eso aceleraría el fin de la pena capital”, afirma a la AFP.

Ron McAndrew, que trabajó como verdugo en Florida, sigue atormentado por una electrocución que ocurrió hace 17 años.

“Hubo una bocanada de humo que apareció de debajo de su casco, luego hubo una llama, una llama que llegó hasta delante de mi cara (…) y luego mucho humo y más fuego en la zona de la cabeza”, relata a la AFP.

“Durante los siguientes 11 minutos, la habitación se llenó de humo, quemábamos la parte de arriba de la cabeza. Es el peor humo que jamás he olido”.