El cambio climático, la erosión y las plantaciones de árboles exóticos son sólo parte de los factores que han provocado una alarmante disminución en el caudal del segundo río más importante de la capital regional del Bío Bío.

El académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción, Eduardo Peña, explicó que por primera vez en toda su historia el río Andalién se secará o alcanzará su nivel mínimo histórico en las próximas semanas. Actualmente su caudal se ha reducido significativamente y se esperaría que a fines de marzo el lecho esté cubierto por vegetación.

Comúnmente se atribuye la sequía en la zona a los monocultivos forestales, que en este caso acompañan el afluente a lo largo de toda su cuenca, pero a juicio del científico “la respuesta es más compleja que eso”, al igual que su solución.

Causas

El río Andalién nace en la Cordillera de la Costa y por ello depende exclusivamente de las aguas provenientes de vertientes o napas freáticas. Sin embargo, desde tiempos de la colonia los bosques adultos han ido desapareciendo para dar paso a la agricultura y más recientemente a las plantaciones de aromo, provocando erosión, la desaparición de las vertientes y un consumo excesivo de agua.

“Se sabe que para producir un kilogramo de madera se necesitan como mínimo 300 litros de agua, considerando los millones de individuos de aromo que están establecidos en los bordes de ríos y zonas de protección, y asumiendo que cada uno de ellos crece sólo un kilogramo al año, son millones de litros que son extraídos de su cauce”, señaló el profesor Eduardo Peña.

También han influido los cambios en el clima, que han disminuido las lluvias y las han concentrado en periodos cortos. Según explica el académico, esto no permite una normal infiltración de agua al subsuelo, y provoca las ya conocidas inundaciones en invierno y suelos más secos en verano.

Solución

El profesional señala que la solución pasa, a mediano y largo plazo, por recuperar la capacidad de infiltración y almacenaje de agua en el suelo. “Parte de ello se logra recuperando el bosque nativo del borde de ríos y quebradas, y recuperando además los pantanos que se han drenado en la cuenca del río”, destacó.

También indica que se debería considerar una menor densidad de plantación, para reducir la demanda de agua, junto con alargar la vida de los cultivos, pues los árboles más viejos demandan menos agua y así se permitiría una mayor formación de material orgánico. Sin embargo, recalca que todas estas medidas no serán efectivas si el ser humano no reduce el consumo de agua y si no se realiza un uso eficiente de ella.