Olvidando por un momento su amor casi exclusivo por Bao Bao, la bebé panda que nació a finales de agosto en el Zoológico Nacional, Washington se apasiona ahora por una lechuza blanca y sus aventuras, que van desde plazas hasta una clínica.

La Lechuza de las Nieves, con un magnífico plumaje blanco y de ojos amarillos, cautivó la atención de los espectadores del centro de la ciudad desde hace unos diez días.

La ola de nieve que afectó a la capital estadounidense refuerza el lado irreal de la insólita llegada de este animal originario del Ártico.

Cada una de sus apariciones, sobre el techo de una tienda, en el banco de una plaza, en la rama de un árbol, fueron documentados en fotografías y crónicas por el diario The Washington Post y por Twitter, entre otros.

Sin embargo, vino la desgracia. La lechuza fue arrollada el jueves por un autobús de la ciudad, y luego recogida por funcionarios del Zoológico Nacional, antes de ser transferida a City Wildlife, una clínica que trata a pequeños animales silvestres.

Una vez más, los comunicados sobre su estado de salud -el dedo de una pata rota, sangre en la boca haciendo sospechar una lesión interna, la deshidratación crónica – fueron noticia.

Este viernes, City Wildlife reveló a través de su página de Facebook, que el resultado de los exámenes se esperan para la próxima semana, y que la lechuza se encontraba en “estado estable” y “en calma, alimentada, y fuertemente vigilada”.

Bao Bao, del que su gestación, nacimiento y reciente aparición pública ha dado lugar a un sinfín de reportajes, no considera sin embargo, haber perdido el lugar en el corazón de los habitantes de Washington.

La bebé panda, según se supo este viernes a través de un comunicado de prensa de las autoridades del zoológico, “está creciendo bien, y cada día es más activa y curiosa”