Este año se cumple el centenario de la Primera Guerra Mundial, conflicto bélico que involucró a las grandes potencias del mundo y que se desarrolló entre 1914 y 1918.

La guerra, cuyo detonante fue el asesinato del heredero al trono del Imperio austro-húngaro Francisco Fernando de Austria, enfrentó a dos bandos: los Aliados de la Triple Entente (Francia, Rusia y Gran Bretaña) y las Potencias Centrales de la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría, Turquía y Bulgaria).

Tras su término, marcado oficialmente por el Tratado de Versalles, el conflicto ha sido catalogado como uno de los más grandes e importantes de la historia mundial. Pese a ello, aún lo rodean ciertos mitos que se han traspasado entre generaciones.

Así lo considera Dan Snow, historiador inglés y presentador de la BBC, quien explicó en una columna los 5 mitos más grandes en torno a la Primera Guerra Mundial.

1.- “Todo el mundo la odió”.

De acuerdo a lo señalado por el experto, no todo el mundo odió esta guerra: como en cualquier otra, dependió de la suerte que tuvieron aquellos involucrados.

A su juicio, pese a los innumerables horrores vividos en este período, a la gran pérdida de vidas y a los destrozos que produjo, hubo quienes “disfrutaron” de estos 4 años.

“Los soldados que tuvieron suerte en la Primera Guerra Mundial, no participaron en ninguna gran ofensiva y la mayor parte del tiempo estaban en mejores condiciones que en casa. Los británicos, por ejemplo, comían carne todos los días -un lujo que no se repetía mucho en la vida civil-, tenían cigarrillos, té y ron, y una dieta diaria de más de 4.000 calorías”, dijo Snow.

A ello, agregó que “Muchos jóvenes disfrutaron de los salarios garantizados, la intensa camaradería, la responsabilidad y una libertad sexual más grande que en tiempos de paz”.

2.- “Nadie ganó”.

Snow considera que es raro hablar de victorias cuando se analiza una guerra en la que millones de personas murieron, en la que grandes extensiones de Europa se redujeron a ruinas y en la que miles de sobrevivientes quedaron con graves traumas mentales.

Pero, si se habla desde el aspecto puramente militar, el Reino Unido y sus aliados obtuvieron una convincente victoria: los buques alemanes fueron contenidos y su ejército colapsó luego de una serie de golpes de los Aliados, que hirieron irreversiblemente sus defensas.

A fines de septiembre de 1918, Alemania admitió que no tenía esperanzas de ganar y que debía rogar por paz. “El armisticio del 11 de noviembre fue esencialmente una rendición alemana”, dijo Snow.

A diferencia de Adolf Hitler en 1945, continuó, “el gobierno alemán no insistió en mantener una lucha inútil y sin sentido hasta que los Aliados llegaran a Berlín, una decisión que salvó innumerables vidas pero que sirvió luego para alegar que Alemania nunca perdió realmente”.

3.- “Las tácticas en el Frente Occidental no cambiaron a pesar de repetidos fracasos”.

El historiador dice que esta creencia es errónea, ya que las tácticas y tecnologías de guerra nunca han cambiado tan radicalmente como en la Primera Guerra Mundial: “Fue un momento de innovación extraordinaria”, dijo.

Al respecto, precisó que en 1914 los generales se movían en caballo por los campos de batalla y los hombres usaban casquetes de paño al lanzarse contra el enemigo, sin las defensas necesarias. Generalmente, ambos estaban armados con rifles.

No obstante, en 1918 los equipos de combate contaban con cascos de acero y estaban protegidos por proyectiles de artillería, metralletas portátiles, granadas y lanzallamas.

Incluso, arriba se desplazaban aviones -algo increíblemente refinado para 1914- con radios experimentales y reportes en vivo, y la aparición de los tanques había impactado el desarrollo de la guerra.

4.- “El tratado de Versalles fue extremadamente duro”.

Este tratado de paz, firmado el 28 de junio de 1919 en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles (Francia), oficialmente puso fin al estado de guerra entre Alemania y los Países Aliados. Durante años se ha considerado que fue extremadamente duro, sin embargo, el historiador está en desacuerdo.

“El tratado de Versalles confiscó 10% del territorio de Alemania pero le dejó como la nación más grande y rica de Europa central. No había casi fuerzas de ocupación, las reparaciones financieras fueron vinculadas a su habilidad de pagar y, en todo caso, en su mayoría no fueron reclamadas”, comentó.

Incluso, afirmó que este acuerdo fue “marcadamente menos duro” que aquellos que pusieron fin a la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871) y a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

En relación a ésta última, Snow señaló que Alemania fue ocupada y dividida, sus maquinarias de fábricas destrozadas o robadas y que millones de prisioneros fueron obligados a trabajar como esclavos para sus captores. Eso, sin contar las millonarias muertes que produjo.

Es más, Alemania perdió todo el territorio que ganó en la Primera Guerra Mundial “y otro pedazo gigante encima de eso. Versalles no fue un tratado duro pero fue presentado como tal por Hitler, que buscaba crear una ola de sentimiento en contra del acuerdo que le impulsara hacia el poder”, finalizó.

5.- “Fue la guerra más sangrienta en la historia hasta ese momento”.

De acuerdo al historiador, éste es uno de los mitos más difundidos pero está lejos de la realidad: “Cincuenta años antes de que estallara la Primera Guerra Mundial, el sur de China fue destrozado por un conflicto aún más sangriento”, dijo.

Específicamente se refiere a la Rebelión Taiping, una guerra civil que se desarrolló de 1851 a 1864 y en la que habrían muerto entre 20 y 30 millones de personas.

En el conflicto que se inició en 1914, en tanto, murieron aproximadamente 17 millones de soldados y civiles.