La sentencia dictada por la Corte Internacional de Justicia de la Haya (CIJ) no pone término a las diferencias fronterizas con Perú.

Desde ya podemos decir que la sentencia no puede ser calificada de aberrante o fruto de un descriterio. En un delicado razonamiento jurídico estableció que Chile y Perú habían acordado un límite marítimo en forma tácita y que los tratados posteriores sólo ratificaron ese acuerdo.

Chile también logró el reconocimiento del inicio de la frontera marítima en el Hito 1. Pero, no logró probar que sus derechos económicos, esto es, de pesca, fueron ejercidos hasta las 200 millas sino solamente hasta las 80 millas.

La Corte dejó claro que no tenía competencia para determinar la frontera terrestre sino sólo el inicio de la frontera marítima. El presidente de Perú, Ollanta Humala, inmediatamente dijo que Perú insistiría en que la frontera terrestre debe llegar hasta el hito que llaman Concordia. Pretende tener un espacio de costa seca, sin una gota de mar. Perú si no logra con Chile, mediante negociación directa un acuerdo, deberá recurrir al arbitraje del Presidente de Estados Unidos, como establece el tratado de 1929.

Los temas limítrofes no han terminado. Humala se encargó de recordarlo. En caliente.