La presidenta argentina Cristina Fernández dio un golpe de timón con duras recetas económicas de las que renegaba, al devaluar y poner fin a la odiada veda de dólares, pero sin anunciarlas en persona, como era su costumbre.

Fernández acaba de dar marcha atrás con su ideario al desempolvar negociaciones por la deuda con el Club de París y los fondos especulativos, además de acordar con el FMI un nuevo índice de su desacreditada inflación e indemnizar a la española Repsol por la expropiación de la petrolera YPF.

“La necesidad tiene cara de hereje”, reflexionó Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com.

Una herejía al libreto peronista de centroizquierda de Fernández fue dejar al dólar flotar a tal extremo que el peso saltó de 6,89 a 8,01, nivel que este viernes el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, consideró adecuado.

“Mientras yo sea presidenta los que pretendan ganar plata a costa de devaluaciones que tenga que pagar el pueblo van a tener que esperar otro gobierno”, había declarado en 2013 Fernández, cuyo mandato vence en 2015.

Pero entre miércoles y viernes hubo otro violento giro en las políticas económicas del kirchnerismo, al ser inducida una depreciación de la moneda de casi 14%, fenómeno que no se veía desde los duros tiempos de 2002, tras el mayor ‘default’ de la historia contemporánea por casi 100.000 millones de dólares.

Ni una palabra dijo Fernández el miércoles, ni siquiera con sus habituales tweets, tampoco su reaparición en público, que diera pistas sobre las medidas.

En el discurso durante su reaparición en la Casa Rosada, transmitido por cadena de radio y TV, anunció un subsidio a jóvenes sin trabajo.

Una explicación al vuelco de las últimas semanas la había dado el analista económico y político Pablo Tigani, de la consultora Hacer, al recordar que “el peronismo no es dogmático”.

Inflación por las nubes y reservas por el suelo

La necesidad radica en que perdió la confianza de los mercados y no logra frenar el derrumbe en las reservas del Banco Central que bajaron de 52.000 a 29.000 millones de dólares en los últimos tres años.

La inflación medida por las consultoras sube por las nubes a un 30% anual y las patronales empresarias venían reclamándole por ende a Fernández que ajustara el tipo de cambio para que sus productos no pierdan competitividad.

Un ex ministro de Economía del kirchnerismo y padre del exitoso canje de la deuda en 2005, Roberto Lavagna, dijo que Fernández “está improvisando”, tras la acción de los mercados, pero “el problema de fondo sigue siendo la inflación”.