La Policía de Investigaciones confirmó que el cuerpo de Bastián Bravo, joven de 20 años que había desaparecido hace más de dos meses, tiene lesiones en su rostro y extremidades. Sin embargo, aún no se puede establecer si esas heridas fueron propinadas por terceros, o si se trató de un accidente o suicidio por parte de Bastián Bravo, quien, además, padecía de “delirio religioso” según la misma policía.

Los últimos trámites están en pleno desarrollo por parte del Servicio Médico Legal, entidad encargada de entregar los resultados de un informe de autopsia, para así esclarecer si el fallecimiento del joven tuvo que ver con un suicidio, accidente o intervención de terceras personas.

Según el fiscal de la Fiscalía Centro Norte, Alejandro Sánchez, el cuerpo fue encontrado con varias lesiones cuya procedencia están por definir.

Una de las aristas importantes que entregó la PDI corresponde a que Bastián Bravo estuvo en un proceso de “delirio religioso”, lo que indica que jamás habría huido de su hogar, sino que sólo habría comenzado un camino “hacia el mundo supremo” del que tanto habló.

Así lo aseveró el psicólogo del Instituto de Criminología de la PDI, Cristián Jiménez.

Matías Salinas, uno de los amigos de Bastián, en conversación con Radio Bío Bío afirmó que en ocasiones el joven les comentaba sobre su acercamiento a la religión, agregando que aún están consternados por el hallazgo del cadáver.

Además, según la PDI, Bastián habría tenido alucinaciones con ángeles, quienes le habían contado que luego bajarían a la tierra para rescatar a su hermana de seis años.

Recordemos que la menor aparentemente fue víctima de sus padres, quienes le tomaron fotos de alto contenido sexual, delito por el que fueron formalizados quedando en prisión preventiva.