Un recluso fue hallado muerto este martes en la violenta cárcel de Pedrinhas, en el noreste de Brasil, la misma donde decapitaron a otros tres presos en diciembre, informaron las autoridades.

La muerte se registró un día después de que nueve presos fueran trasladados a un penal federal de máxima seguridad en Campo Grande, a 2.300 km de Sao Luis (Maranhao, noreste), donde queda Pedrinhas.

“El preso murió por ahorcamiento con una ‘teresa’ (una soga hecha con una sábana). Solamente después de la investigación será posible determinar las circunstancias de la muerte”, dijo el gobierno de Maranhao, que administra el penal, en una nota enviada a la AFP.

La víctima fue hallada en una celda.

En lo que va de año murieron tres personas en Pedrinhas, según cifras oficiales. En 2013, fallecieron 60 presos en esta cárcel, que alberga 2.500 reclusos cuando sólo tiene espacio para 1.700.

Un brutal video, que difundió hace dos semanas el diario Folha de Sao Paulo, mostró tres cadáveres de presos decapitados y con el torso lleno de heridas, revelando el horror cotidiano que se vive en el penal.

La ONU expresó su preocupación por el “pésimo estado” de las cárceles en Brasil y pidió “medidas inmediatas para establecer el orden en Pedrinhas”.

El traslado de presos a Campo Grande forma parte del plan de esas medidas. La idea es reubicar a los líderes de las bandas rivales que purgan condena en Pedrinhas. Además está prevista la revisión de los casos de todos los internos y la construcción de nuevos penales, según anunciaron los gobiernos federal y de Maranhao la semana pasada.

En Brasil hay actualmente 548.000 presos, y hacen falta 207.000 plazas suplementarias para evitar el hacinamiento, según la ONG de derechos humanos Conectas, que trabaja en en el tema carcelario.