Con una aclamada versión de “Sinfonía”, considerada la obra maestra del compositor italiano Luciano Berio, en su primera presentación en nuestro país, concluyó en el Teatro Universidad de Chile, el XIV Festival de Música Contemporánea que se desarrolló durante toda la semana (13 al 16), en la Sala Isidora Zegers

El concierto, con entrada gratuita, estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de Chile, conducida por el director español Josep Vicent y que abordó brillantemente la composición de Berio, quien figura entre los principales autores de la segunda mitad del siglo XX y como uno de los más destacados representantes de la vanguardia musical europea de ese periodo.

La obra, que se caracteriza por el uso de la técnica del collage en la música clásica contemporánea, fue interpretada en forma espléndida por la Orquesta Sinfónica de Chile y ocho voces (integradas a la orquesta) de la Camerata Vocal de la Universidad de Chile a cargo de Juan Carlos Villarroel. Todos dirigidos por el joven Josep Vincent El concierto incluyó además, el estreno absoluto de obras de dos compositores chilenos: “Supernova” de Andrés Maupoint y “Volveremos a las montañas” de Gabriel Brncic.

La versión original de Sinfonía de Luciano Berio fue compuesta en 1968 y estrenada el 10 de octubre de ese año por la Filarmónica de Nueva York y The Swingle Singers. Las mismas agrupaciones estrenaron una nueva y definitiva versión escrita en 1969 con moivo del 125 aniversario de la Filarmónica de Nueva York y dedicada a Leonard Bernstein. En ella Berio amplió a cinco las cuatro secciones originales de la obra.

En notas escritas por el propio Luciano Berio, el autor señaló que el nombre de la pieza no pretende sugerir ninguna analogía con la forma sinfónica clásica. Añade que su objetivo es puramente etimológico y se refiere al sonido simultáneo de varias partes incluidas en la pieza musical. Estas son: ocho voces e instrumentos de una orquesta sinfónica. También revela que el nombre puede ser tomado en un sentido más general, como la interacción de una variedad de cosas, situaciones y significados.

“El desarrollo musical de -Sinfonia- es constante y fuertemente condicionado por la búsqueda del equilibrio, la identidad entre las voces y los instrumentos, entre el habla o la palabra cantada y la estructura del sonido en su conjunto. Esta es la razón por la percepción y la inteligibilidad del texto, que nunca se toman como lectura, sino por el contrario, están integralmente relacionados con la composición”, apuntó Vicent. Reconoció que “las voces son un elemento clave en el discurso de -Sinfonía-, pero es importantísimo conseguir que su color, su dinámica, su discurso, empasten de verdad dentro de la sonoridad de la orquesta, como un grupo orquestal más, añadiendo una nueva pátina de colores a la sonoridad global. No es ésta una obra para voces y orquesta, sino una partitura pensada para una orquesta contemporánea, renovadora y que incluye la voz como una sección más’.

En esta obra las voces no son utilizadas en la forma tradicional; no sólo hacen el típico canto entonado, sino que las voces recitan, susurran y gritan palabras de Claude Lévi-Strauss (cuyo ‘Le cru et le cuit’ proporciona gran parte del texto), Samuel Beckett (de su novela ‘El innombrable’), instrucciones de partituras de Gustav Mahler y otros textos.

En el tercer movimiento de esta obra, Berio toma el mismo movimiento de la Sinfonía N°2 de Mahler y hace que la orquesta toque una versión con pequeños cortes y re-ensamblada de ese movimiento. Al mismo tiempo, las voces van recitando textos de diversas fuentes mientras la orquesta toca fragmentos (citas) de varias obras clásicas: ‘La Mer’ de Claude Debussy, ‘La valse’ de Maurice Ravel, obras de los compositores de la Segunda Escuela de Viena y varias más, creando un denso collage, a veces con resultados humorísticos; cuando uno de los solistas dice “tengo un regalo para ti”, la orquesta inmediatamente toca un fragmento de Don (“regalo” en francés), primer movimiento de ‘Pli selon pli’ de Pierre Boulez.