El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presentará este viernes unas esperadas reformas al sistema de vigilancia electrónica, impulsadas por la estela devastadora de las revelaciones de Edward Snowden.

Atrapado entre los activistas de las libertades civiles y el renuente sector de inteligencia, se espera que Obama desvele solo cambios modestos a los masivos operativos de metadatos desplegados por la estatal Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).

En una de las mayores filtraciones de seguridad en la historia de Estados Unidos, Snowden, un ex contratista de la NSA exiliado en Rusia, ha divulgado por meses en los medios de comunicación denuncias sobre espionaje estadounidense a líderes de otros países, incluyendo Brasil y México.

Las revelaciones enfurecieron a los aliados de Washington, avergonzaron a la Casa Blanca y escandalizaron a legisladores y activistas a favor del derecho a la privacidad.

El gobierno ha asegurado que la información recabada es usada solamente para ubicar a sospechosos terroristas y que las autoridades no escuchan las llamadas telefónicas.

En el discurso del viernes en el Departamento de Justicia, que le sigue a varias semanas de revisión de las políticas, Obama ha dicho que buscará restaurar la confianza pública en las operaciones de inteligencia.

Sigue el debate, más revelaciones

El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que para el presidente las revelaciones de Snowden eran perjudiciales pero que las reformas eran igualmente necesarias.

Según Carney, Obama “reconoció todo este tiempo que el debate provocado por las revelaciones era legítimo”, y que las dudas e ideas presentadas para examinar o reformar el sistema de recolección de datos “han valido todas la pena”.

En la víspera del discurso, el periódico británico The Guardian publicó la más reciente de las filtraciones de Snowden.

Según esos reportes, la NSA habría recolectado cerca de 200 millones de mensajes de texto diarios de celulares en todo el mundo para extraer información sobre la ubicación, redes de contactos y tarjetas de crédito de los usuarios.

Listos para llevar la pelea al Congreso si hace falta, los activistas de libertades civiles esperan la alocución de Obama con escepticismo.

“La trayectoria del presidente Obama en estos asuntos, de reformador a partidario de estos programas, ha sido muy desalentadora”, dijo Kevin Bankston, director del Open Technology Institute en la New America Foundation, un centro de estudios en Washington.

“Si no asume el liderazgo valiente que es necesario será responsabilidad del Congreso revisar las revelaciones y esperamos trabajar con ellos para eso”, dijo Bankston.

Se espera que Obama respalde medidas extraordinarias para proteger la privacidad para extranjeros alcanzados por las interceptaciones electrónicas y limitar el espionaje de aliados.

¿Quién recoge los datos?

En un aspecto específico de la reforma, Obama ha estudiado alternativas para evitar que la NSA se dedique personalmente a la recolección de los datos, dijo la Casa Blanca.

Una opción sería que la responsabilidad recayera en las operadoras de telecomunicaciones, y la NSA requeriría una autorización de una corte especial para obtenerlos. Pero según la prensa, el presidente podría delegar esa decisión al Congreso o incluso dejar las cosas como están.

Un informe encargado por Obama, que entregó 40 recomendaciones de reforma, promovió la reducción de las atribuciones de la NSA para el almacenamiento de datos.

Pero el grupo no recomendó el cierre del programa, y de hecho, uno de sus miembros, el ex director adjunto de la CIA, Michael Morell, señaló que el programa pudo haber evitado los atentados del 11 de septiembre de 2001.