El flamante presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, se entrevistará por primera vez en la semana próxima con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, para hablar sobre los problemas en la preparación de Río de Janeiro para los Juegos Olímpicos de 2016.

Los asuntos del encuentro no han sido divulgados por ninguna de las dos partes, pero los observadores coinciden en que al menos un tema no podrá ser eludido: el elevado nivel de contaminación de la bahía de Guanabara, que recibirá las pruebas de regata de los Juegos.

Cuando se adjudicó el derecho a organizar los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica, las autoridades de Río se comprometieron a reducir en un 80 por ciento el nivel de contaminación de la bahía, a cuyas orillas se ubica el famoso cerro Pan de Azúcar, una de las principales “tarjetas postales” de la “Ciudad Maravillosa”.

Cuando faltan escasos dos años y medio para la cita, sin embargo, ha quedado evidente que falta mucho para cumplir el compromiso.

En la semana pasada, regatistas brasileños que intervinieron en la Copa Brasil fueron unánimes en denunciar la gigantesca cantidad de basura que encontraron en las aguas de Guanabara, incluso un televisor, según una foto difundida por Facebook por una de las participantes de la prueba, Martine Grael.

“La bahía sigue sucia. No creo que haya forma de solucionarlo hasta los Juegos Olímpicos, quizás se pueda mejorar un poco”, dijo al diario “O Globo” la regatista, quien comparte con su compatriota Kahena Kunze el liderazgo del ranking mundial de la clase 49er FX.

Grael recordó que la descontaminación de las aguas de la famosa bahía debería ser uno de los principales legados de los Juegos para la población de Río, pero “esto ya no va a pasar”, lamentó.

“Todos tienen asco del agua, que huele mal. Apenas vuelven (a tierra firme), los extranjeros quieren bañarse inmediatamente”, agregó la atleta.

El padre de Martine, Torben Grael, quien hoy es el coordinador técnico del Comité Olímpico Brasileño (COB) para la modalidad, también expresó su preocupación.

“Los Juegos de 2016 hubieran sido una buena excusa para descontaminar la bahía. Los Juegos son una vidriera, para bien y para mal, y Brasil corre el riesgo de un vejamen”, afirmó a “O Globo”.

No obstante, el secretario de Medio Ambiente de Río de Janeiro, Carlos Minc, aseguró que la situación se mejorará mucho hasta los Juegos Olímpicos, gracias a varias medidas adoptadas por la gobernación para reducir el nivel de contaminación en la bahía de Guanabara, que consumió hasta ahora inversiones por unos 1.063 millones de dólares.

En una entrevista publicada hoy por el portal de noticias UOL Esporte, Minc aseveró que el índice de tratamiento de desechos que llegan a la bahía saltó del 12 al 40 por ciento en los últimos siete años y llegará al 60 por ciento en 2016.

“También estamos construyendo Unidades de Tratamiento en la desembocadura de los ríos de la cuenca hidrográfica de Guanabara. Esas unidades tratan y retiran hasta el 80 por ciento de la contaminación antes de que el agua llegue a la bahía. Con esas iniciativas combinadas, reduciremos mucho la contaminación”.

Para sacar la basura que flota en las aguas de Bahía, la gobernación de Río apuesta por embarcaciones con redes metálicas que atrapan cualquier residuo sólido en la superficie.

Tres de esos llamados “ecoboats” entraron en operación este año, y en una semana cosecharon cerca de cinco toneladas de residuos. Según Minc, en los Juegos Olímpicos estarán operando en el lugar diez “ecoboats”.

El plan de contaminación se completará con el dragado de dos lagunas vecinas al terreno donde está en construcción el Parque Olímpico de Río 2016.