Casi todos los “padres” de casi todas las Patrias han sido guerreros que luchaban por algo que se llamaba “libertad”. En realidad, cuando miramos la Historia de la Humanidad, encontramos que la palabra Libertad ha servido para justificar casi cualquier acción sangrienta.

Quizás el caso más notable de las grandes y sangrientas luchas en nombre de la Libertad fue el de Argelia en 1991, cuando se realizaron las primeras elecciones generales democráticas, desde la independencia, en 1962.

¿Por qué fueron tan notables esas elecciones? Pues sencillamente porque en ellas ganó con amplia mayoría la candidatura del movimiento islámico, que durante la campaña electoral le había ofrecido a la nación mandar al diablo toda esa democracia que querían imponer los occidentales, y prometieron que, si ganaban, ya no volvería a haber elecciones en Argelia.

¿Qué tal?… el pueblo libertario, llamado a elegir, eligió libremente no volver a elegir nunca más.

Y bueno, de inmediato los libertarios de la otra libertad, con apoyo de Estados Unidos, dieron un feroz golpe de estado, derrocaron a balazos a los líderes recién elegidos, y, después de hacer una buena limpieza militar a la manera egipcia, para barrer con los antidemocráticos, volvieron a llamar a elecciones, teniendo buen cuidado de prohibir que los islamistas pudieran presentarse de nuevo.

En fin, recordemos que aquí en Chile, la derecha y los militares golpistas eligieron casi como su himno sagrado, esa cancioncita titulada “Libre”, entonces recién lanzada por Nino Bravo. No sé si cantando “libre” los golpistas de veras querían aumentar la libertad en Chile, o si más bien se referían a que al fin se habían ‘librado’ del presidente Salvador Allende.

A continuación, escucha la crónica completa de Ruperto Concha: