Luego de comprobarse que el aumento de ponderación al ranking de notas para ingresar a una de las 33 universidades adscritas al Sistema Único de Ingreso no significara mayor entrada de estudiantes municipales, el ex ministro de Educación, Harald Beyer, reiteró la crítica al sistema que no garantiza equidad, como se pretende.

A juicio del ex secretario de Estado, lo ocurrido “refleja la escasa comprensión de cómo funcionan las postulaciones. (…) Lo que ha ocurrido en los dos años de ranking es una redistribución, en el margen, de estudiantes entre programas y universidades”, sin embargo, agregó, “los pocos estudiantes que ahora son seleccionados y antes no lo eran, no son, desde el punto de vista de equidad, distintos de los que antes eran seleccionados y ahora no lo son”.

Beyer, actual miembro del Centro de Estudios Públicos (CEP), aseguró a La Tercera que “se requiere un sistema de admisión más profesional, con investigación independiente que permita ir explorando instrumentos que balanceen adecuadamente predicción de desempeño académico y equidad”.

Por lo anterior es que valoró la implementación futura de un “ranking puro”, y no el actual que “discrimina en función de algo que no controlan, que es la distribución de notas de su colegio”.

“Valorar la trayectoria escolar”
En la otra vereda, el vicerrector del Consejo de Rectores, Juan Manuel Zolezzi, defendió el sistema de Admisión 2014, aunque no desconoció la necesidad de mejorarlo.

Es mal parámetro comparar el porcentaje de alumnos municipales. El ranking redistribuyó el volumen de este tipo de estudiantes, pero no puede variarlo, porque depende de la segregación socioeconómica que se da a nivel escolar. Lo que logró el factor es que los mejores alumnos, casi ocho mil estudiantes, mejoraron su posición y 32% de ellos son municipales”, indicó en conversación con el mismo medio.

Si bien no hubo impacto para los estudiantes de colegios públicos, Zolezzi explicó que lo conseguido este año fue volver a “valorar la trayectoria escolar de los estudiantes y pone el énfasis donde tiene que estar y de donde nunca debió haber salido: que los alumnos deben estudiar mientras están en el colegio y no sólo para rendir una prueba”.

A pesar de las divergencias con Beyer, el vicerrector coincidió que se debe hacer un “ranking puro” que determinó podría ser una en que participen “los alumnos que tienen notas bajo el promedio y se le asigne un valor menor a lo que le asigna el NEM (Notas de Enseñanza Media). Un alumno con nota 4,8, si tiene un NEM de 500, podría terminar con un ranking de 300 y ahí sí que el impacto es bastante más fuerte. Otra posibilidad para reestructurar el instrumento es ranquear a todos los estudiantes, desde el uno hasta el infinito, y ponerle a todos un puntaje, según el lugar que ocupen”.