Un atentado de rebeldes yihadistas mató a cinco insurgentes islamistas en la provincia de Idleb, en el norte de Siria, escenario de combates entre estos dos bandos otrora aliados contra el presidente Bashar al Asad, informaron activistas y una ONG.

“Cinco rebeldes murieron en un ataque con bomba contra su vehículo en Saraqeb”, a 270 km al norte de Damasco y en poder de los rebeldes desde noviembre de 2012, afirmó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

El activista Manhal Barish precisó que los explosivos habían sido colocados en los bajos de una camioneta de Ahrar al Sham, la brigada islamista que desencadenó hace ocho días una guerra contra los yihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL).

Este atentado coincide con los preparativos de una importante batalla por el control de esta ciudad estratégica situada en la carretera entre Hama y Alepo (norte).

La brutalidad del EIIL y sus aspiraciones hegemónicas originaron el peor conflicto entre opositores armados al presidente Bashar al Asad.

Más al este, en Raqa, la única capital provincial que no se encuentra bajo control del régimen, continúa la batalla entre el EIIL y los otros rebeldes.

El EIIL se apoderó de una localidad cercana a Tal Abyad, un puesto fronterizo frente a Turquía, afirmó el OSDH.

El grupo EIIL lucha a la defensiva en las provincias de Alepo y de Idleb pero gana terreno en la de Raqa, su bastión cerca de Irak.

Por otro lado, la Coalición de la oposición dio, en un comunicado, su pésame a las familias de los rebeldes muertos en una emboscada tendida el jueves por el ejército cuando intentaban romper el asedio impuesto por el régimen desde hace casi 600 días en Homs (centro).

El jueves, el OSDH afirmó que 45 rebeldes habían muerto cuando intentaban salir del centro de Homs, asediado, y abrir una carretera para transportar víveres. Las organizaciones humanitarias intentan en vano entrar en este reducto rebelde.

“El hambre y la ausencia total de ayuda del exterior a los barrios asediados llevaron a los combatientes a realizar una operación suicida para intentar traer comida y abrir una carretera para las familias y los heridos”, asegura Yazan, un activista que se encuentra en las zonas sitiadas.