La influyente Iglesia ortodoxa rusa sugirió el viernes la realización de un referendo sobre una eventual prohibición de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, tal como ocurría en la Unión Soviética.

“Estoy convencido de que dichas relaciones sexuales tienen que estar completamente excluidas de la vida de nuestra sociedad”, declaró el portavoz de la Iglesia ortodoxa Vsevolod Chaplin, en una entrevista al diario Izvestia publicada el viernes.

“Si lo logramos por medio de la convicción moral, tanto mejor. Si nos referimos a la ley, entonces preguntemos a la gente si está lista para ello”, agregó, sin por ello mencionar la palabra referéndum.

Para Chaplin, “seguramente valga la pena hablar de este tema en la sociedad, ya que el poder está en manos del pueblo”.

Poco después, uno de los representantes de los gays rusos, Nikolai Alexeev, estimó que “reintroducir procesos criminales contra los homosexuales sería como autorizar de nuevo la pena de muerte”.

El presidente ruso, Vladimir Putin, promulgó en junio dos controvertidas leyes que sancionan con fuertes multas todo acto de “propaganda” homosexual delante de menores de edad y que reprimen “las ofensas a los sentimientos religiosos”, muy criticadas por los defensores de los Derechos Humanos.

La ley sobre la “propaganda” homosexual suscitó críticas, en particular en Occidente, y motivó llamados a boicotear los Juegos Olímpicos de invierno de febrero en Sochi, un balneario al borde del mar Negro.

Tras celebrarse a fines de octubre la cuenta atrás de 100 días para el inicio de los Juegos de Sochi, con la presencia del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, la Federación LGTB (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) de Rusia lamentó que Bach “rechazara” reunirse con miembros de la organización durante su visita a Sochi para hablar de la ley “antigays”.

En Rusia, la homosexualidad estaba considerada como un crimen hasta 1993 y como una enfermedad mental hasta 1999.