Un adolescente que murió esta semana en un atentado suicida se ha convertido en un héroe para los paquistaníes al haber sacrificado su vida arrojándose sobre un kamikaze que se disponía a atacar su colegio, salvando la vida de un gran número de personas, indicaron el jueves su familia y responsables.

Aitzaz Hassan, de 15 años, originario de la pequeña ciudad chiita de Ibrahimzai, en la provincia de Jyber Panjtunjwa, al noroeste del país, interceptó el lunes a un atacante suicida que se disponía a atacar su colegio, frecuentado por unos 1.000 estudiantes, según la policía local.

El joven logró detener al atacante, quien detonó el chaleco de explosivos a unos 150 metros de la escuela. Los estudiantes y profesores del establecimiento se salvaron, a excepción de Aitzaz.

“Estamos orgullosos de Aitzaz porque interceptó al kamikaze y salvó la vida de cientos de estudiantes“, dijo a la AFP el padre del joven, Mujahid Ali Bangash.

“Estoy orgulloso de saber que mi hijo se sacrificó por una causa noble”, añadió. “Mi primo quería ser médico, pero no era la voluntad de Dios”, dijo por su parte su primo Mudasir, quien describió a Aitzaz como a un joven brillante.

Tanto la prensa como figuras paquistaníes saludaron el gesto del adolescente. “Aitzaz Hassan es el orgullo de Pakistán. Hay que darle al menos una medalla (póstuma)”, escribió en Twitter la ex embajadora de Pakistán en Washington, Sherry Rehman, una de las figuras más influyentes de la oposición.

El distrito de Hangu, escenario del ataque, es considerado una de las zonas más sensibles de la provincia de Jyber Panjtunjwa por su proximidad con zonas tribales, escondite de predilección de los insurgentes, regularmente atacadas por drones estadounidenses.