Mientras los internos de una violenta prisión del estado de Maranhao, noreste de Brasil, se quejan de hambre, el Gobierno local estuvo a punto de gastar medio millón de dólares de su presupuesto anual en langostas y otros manjares para las autoridades y sus invitados.

La primera convocatoria para la subasta de proveedores de alimentos para el Gobierno del estado, por más de 250.000 dólares, estaba programada para esta semana, pero se suspendió repentinamente tras denuncias periodísticas, informó el jueves el diario Folha de Sao Paulo.

Estas compras eran para abastecer el palacio de Maranhao, tanto la residencia oficial como la secundaria de playa, e incluía 80 kilos de langostas frescas, una tonelada y media de camarón y 750 libras de patas de cangrejo, entre otros productos, según detalló la prensa.

El periódico dijo que en las cárceles superpobladas y violentas del estado se quejan de tener sólo “arroz y pollo crudo” para llevarse a la boca.

Esta situación ocurre además en una semana en la que las prisiones de Maranhao han estado en el ojo de la tormenta: el martes, un video mostró tres cadáveres de presos decapitados, con el torso lleno de heridas, revelando el horror cotidiano que se vive en el penal de Pedrinhas, que conmocionó al país.

El miércoles, la ONU expresó su preocupación por el mal estado de las cárceles en Brasil.

“Lamentamos tener que expresar una vez más nuestra preocupación por las malas condiciones de las cárceles en Brasil e instar a las autoridades a tomar medidas inmediatas para establecer el orden en Pedrinhas”, ubicado en Sao Luis, capital de Maranhao, dice una declaración de la Alta Comisionada de las Naciones Unidad para los Derechos Humanos (ACNUDH).

En octubre, el estado de Maranhao se había declarado en emergencia por un período de seis meses en el sistema penitenciario, tras los enfrentamientos en los que murieron nueve personas.

En 2013, más de 60 presos murieron en el penal Pedrinhas, que alberga 2.500 reclusos cuando sólo tiene espacio para 1.700.

Como telón de fondo, una feroz pelea entre reclusos de dos facciones criminales, los de la capital Sao Luiz y los del interior del estado.

La gobernadora de Maranhao, Roseana Sarney (PMDB, centro derecha y aliado del gobierno de la izquierdista Dilma Rousseff), aceptó la intervención del Ministerio de Justicia, que ofreció plazas en cárceles federales para reubicar a los 25 líderes de las bandas rivales que purgan condena en Pedrinhas.

Además, el gobierno central evalúa qué otras medidas puede adoptar para resolver el problema.

En su informe de 2013, Amnistía Internacional denuncia las condiciones de detención en Brasil, que considera “por lo general crueles, inhumanas y degradantes“.