Hay algunos que dicen que es mejor operarse cuando niño, otros aseguran que hay más probabilidades de contraer enfermedades respiratorias, y hay varios que indican que si se las sacan, lo mejor es comer helado.

Éstas y otras opiniones son parte de los mitos que rodean a la extirpación de las amígdalas. Pero la verdad, es que muchas de ellas son sólo eso, y pasan a tomarse como verdades debido a la inseguridad y miedo de las personas.

Pero, ¿Qué son las amígdalas? Son protuberancias en nuestra garganta que originalmente están ahí como parte del sistema linfático, pero que cuando se enferman pueden inhabilitarnos completamente por un par de días y si el problema persiste, es necesario extraerlas.

Según asegura BBC Mundo, la principal razón para extirpar las amígdalas en adultos es lo que los médicos llaman la “amigdalitis bacteriana recurrente” o crónica.

Pero, cualquiera que esté en la duda de extirpar o no las amígdalas, ha escuchado distintas opiniones o advertencias de la sabiduría popular: que es peligroso sacarlas porque son nuestra primera barrera defensiva, que se contraerá más enfermedades respiratorias, que es mejor sacarlas cuando niños que ya adultos.

Debido a esto, BBC Mundo le pidió a dos especialistas, un latinoamericano y un británico, desmitificar la operación y estos fueron sus comentarios:

1. Primera barrera de defensa: El doctor Alasdair Mace, especialista del departamento de Oído, Nariz y Garganta de la Fundación Médica, aseguró que “después de los 6 o 7 años las amígdalas no cumplen ninguna función”. Agregó también que “está comprobado que no hay ningún cambio en el sistema inmunológico luego de sacarlas en adultos”.

Sin embargo, el doctor Rodrigo Iñiguez Cuadra, del departamento de Otorrinolaringología de la Red de Salud de la Universidad Católica de Chile, contradice lo afirmado por Mace, indicando que “las amígdalas son tejidos linfáticos y hay estudios que demuestran que en su interior existen células de inmunidad”, dice el médico. Agrega también que tampoco es que sean una gran barrera de defensa, ya que “hay otras estaciones que remplazan esta función” si las amígdalas son extirpadas.

2. Es mejor sacarse las amígdalas cuando niño que ya adultos: Las razones para extirpar las amígdalas en niños son distintas a las de los adultos. Ambos médicos coinciden en que la única diferencia es que a los mayores “les duele un poco más” el proceso posoperatorio.

3. Sacarse las amígdalas nos hace más propensos a contraer otras enfermedades respiratorias, como faringitis: Este punto es claramente un mito. “No hay ningún aumento del riesgo de contraer infecciones u otros problemas por extirpar las amígdalas”, coincide ambos médicos.
Lo que sí puede ocurrir es un cambio molecular, a nivel de mediadores del sistema inmunológico, explica el doctor chileno, ya que la extirpación puede causar un déficit de inmunoglobulina A.

4. Comer helado sirve para aliviar el proceso posoperatorio: Mace e Iñiguez señalan que la consistencia del helado lo hace un elemento apto para que el paciente se alimente en el posquirúrgico, ya que no le raspa las heridas que produce la cirugía. Sin embargo, en Reino Unido la política es completamente distinta.
Estudios señalan que es muy importante que se tengan una dieta normal. “Comer y pasar alimentos sólidos a través de la parte trasera de la garganta limpia la costra y ayuda a una mejor cicatrización”, asegura Mace.

5. Cirugía corta e inofensiva: Aunque una amigdalectomía normalmente -y sin complicaciones- no debiera durar más de un par de horas, el proceso posoperatorio toma un poco más. En general, al paciente se le recomienda reposo entre 10 y 20 días después de la operación.
Los especialistas aseguran que el sangramiento es el gran riesgo de este tipo de operación. “El principal riesgo es la hemorragia. Ocasionalmente esta puede ocurrir en las primeras horas después [de la cirugía], pero más comúnmente ocurre después de una semana o 10 días”. Por lo mismo, es importante entender que la “operación no es para todos”, adviertió Mace.