Pendiendo de un hilo se encuentra la continuidad del operador más grande del Transantiago, Inversiones Alsacia S.A. -con los troncales 1 y 4-, que corre el riesgo de no cancelar el próximo mes una cuota anual de US$ 51,6 millones a sus acreedores a raíz de una deuda contraída en 2011. El pago dependerá en gran medida de una indemnización que cancelaría a la empresa el Ministerio de Transportes a fin de enero, dependiendo de los resultados de la evaluación al desempeño de uno de los troncales.

El monto adeudado corresponde a un bono colocado por la compañía en marzo de 2011 por US$464 millones, con los que adquirió Inversiones Eco Uno (dueña de Express de Santiago Uno). Esta adquisición, que le valió sumar la operación del Troncal 4, la llevó a la cabeza de quienes administran el sistema de transportes metropolitano, consigna Ciper.

Hasta 2012 el Transantiago se constituía como un negocio más que rentable para las empresas, con contratos que les permitían incentivos económicos incluso si no eran capaces de cumplir con el servicio. El panorama cambió con los nuevos contratos gestionados por el ministro Pedro Pablo Errázuriz que redujo en gran parte los beneficios a los operadores.

Si bien estos contratos significaron dar el fin anticipado a los anteriores -con la correspondiente indemnización a las empresas-, también condicionó los ingresos de éstas al cumplimiento de indicadores de calidad (frecuencia y regularidad del servicio).

Precisamente, añade Ciper, por el incumplimiento de estos indicadores, se dividió la indemnización en 5 cuotas, las que se cancelarán solo si Alsacia, operadora del Troncal 1, satisfacía los estándares mínimos, lo que no ha ocurrido en los últimos 15 meses, de acuerdo a los datos del Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTPM).

El informe final de este organismo será el que precipite la decisión del MTT sobre el pago de la indemnización que, de no llevarse a cabo, significará que la operación de Inversiones Alsacia S.A. sea inviable. Esto conduciría a un nuevo llamado a licitación y, hasta que ésta no se concrete, la responsabilidad de administrar la empresa quedaría bajo un interventor en nombre del Estado.

La situación es compleja tanto para la empresa como para el Gobierno que busca no manchar la gestión de Pedro Pablo Errázuriz en la cartera de Transportes, por lo que no se dejaría que Inversiones Alsacia alcance el peor escenario pronosticado para ésta.