Tras alcanzar el colchón de seguridad, el lago Laja registra sólo un 10 por ciento de su capacidad útil original, lo que hace peligrar agua para el riego de 100 mil hectáreas, para consumo doméstico y animal.

Según cálculos de dirigentes agrícolas, unos 300 millones de dólares podrían dejar de ser percibidos por el rubro a raíz de la crisis que los afecta.

Mientras tanto, la Dirección de Obras Hidráulicas y Endesa aún no se pronuncian sobre una flexibilización al convenio de 1958.

La crónica es de Constanza Reyes:

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