Las autoridades brasileñas buscan poner fin a las violentas riñas entre bandas de un penal en el noreste del país, donde en diciembre fueron decapitados 3 presos en una pelea de facciones lideradas por jefes criminales que, según la Policía, también ordenan operaciones fuera de la cárcel.

Un brutal video con tres presos decapitados en la prisión de Pedrinhas, ubicada en Sao Luiz, capital del estado de Maranhao, fue difundido el martes por el sitio de internet del diario Folha de Sao Paulo.

Las imágenes, filmadas el 17 de diciembre aparentemente con la cámara de un teléfono celular, muestran los cadáveres de dos hombres con la cabeza separada del cuerpo y un tercero con la cabeza colgando.

Todos presentan el torso y la espalda con úlceras, perforaciones y quemaduras. Los cadáveres yacen sobre un charco de sangre. El video fue entregado a Folha por el Sindicato de Trabajadores del Sistema Penitenciario de Maranhao.

Ambiente de violencia

En octubre, Maranhao había declarado en emergencia a su sistema penitenciario por un plazo de 6 meses tras un incidente que dejó 9 personas muertas.

La rivalidad entre presos del penal de Pedrinhas -principalmente entre los del interior con los de la capital del estado- ha sido detallada en una investigación del Consejo Nacional de Justicia (CNJ), que asegura que Maranhao no ha sido capaz de controlar la violencia en el recinto, informa Folha.

Amnistía Internacional (AI) consideró “inaceptable que una situación como ésta se prolongue por tanto tiempo sin ninguna actitud efectiva de las autoridades”. En un comunicado denunció además que esposas y hermanas de algunos presos dejan que las violen para garantizar la vida de sus familiares.

No obstante, el gobierno de Maranhao rechazó las acusaciones, y afirmó que ha tomado todas las providencias para garantizar la seguridad.

Según la estatal Agencia Brasil, el informe del CNJ también asegura que las mujeres que visitan a los presos suelen ser violadas. Señala además que, en una ocasión, los líderes de las bandas que purgan prisión en el recinto no dejaron pasar a un juez que realizaba una investigación.

El informe sostiene que incluso el ingreso a algunos pabellones depende de la negociación que se hace con los líderes de las bandas.

Según información de prensa, 62 presos han muerto en este establecimiento desde el año pasado.

Oposición desde la cárcel

El último fin de semana, una ola de violencia en la ciudad de Sao Luiz, la capital estatal donde se ubica la cárcel, terminó con la muerte de una niña mientras que otras 3 personas quedaron heridas, tras los disparos contra una comisaría y el incendio de cuatro buses, una acción que las autoridades creen que se dispuso desde el penal en rechazo a una operación policial dentro del presidio.

Llamadas telefónicas interceptadas a líderes de bandas y difundidas por la prensa muestran cómo éstos advertían a sus familias de que no salieran de sus casas porque habría caos en la ciudad.

El gobierno federal ofreció ayuda a Maranhao a través del ministerio de Justicia para disponer de espacios en cárceles federales para los líderes criminales detenidos en Pedrinhas.

En tanto, y para evitar acciones de violencia durante los eventuales traslados, la Policía de Maranhao pidió que se prohíba la venta de combustible en recipientes, informó TV Globo.

El doble de presos que plazas carcelarias

Según la ONG de derechos humanos Conectas, que trabaja en la situación carcelaria en Brasil, actualmente existen 548.000 presos en el país sudamericano, pero hacen falta 207.000 plazas para evitar el hacinamiento.

La mayor población carcelaria la tiene Sao Paulo, con 210.000 reos.

“Es inaceptable, ilegal e ineficiente. Esta es la definición del sistema penitenciario brasileño que queda en evidencia, una vez más, con lo que pasa en Maranhao”, dice Lucia Nader, directora ejecutiva de Conectas, en la página de internet de su organización.

Brasil tiene actualmente la cuarta población carcelaria del mundo. La inmensa mayoría de los presos son hombres negros y pobres.

La población carcelaria brasileña creció 380% en los últimos 20 años, según Conectas, que alerta que un 40% de los presos brasileños espera tras las rejas una condena definitiva.

Las noticias sobre motines o violencia carcelaria son frecuentes en Brasil, el país que acogerá en 2014 el Mundial de Fútbol.

En 2006, una ola de violencia paralizó Sao Paulo por algunos días con saqueos, autobuses quemados y más de un centenar de asesinatos, en una operación comandada desde los presidios por el grupo criminal Primer Comando de la Capital (PCC), al que también se le atribuyen ataques de menor magnitud a fines de 2012.