Faltan menos de seis meses para el Mundial de Brasil 2014 y la FIFA lamentó que con tanto tiempo para organizar el evento, todo se terminará a la carrera, sin duda un nuevo capítulo en la larga lista de polémicas.

La presidenta Dilma Rousseff dijo este lunes en su cuenta de Twitter que los brasileños confían en su país para la organización del Mundial, un día después de que el titular de la FIFA, Joseph Blatter, señalara a un diario suizo que el país sudamericano “comenzó demasiado tarde los preparativos” para la cita máxima.

“La demanda de entradas para los juegos, la mayor en todas las copas, demuestra que los hinchas del mundo entero confían en Brasil”, aseveró. “Los brasileños inician el 2014 confiados en que acogerán la ‘Copa de las Copas’”, insistió Rousseff.

El mandamás de la FIFA sostuvo que “Brasil acaba de darse cuenta, comenzó demasiado tarde. Es el país con más retraso (en los preparativos del Mundial) desde que estoy en la FIFA y era el único que tenía tanto tiempo [siete años] para prepararse”.

El Mundial se disputará del 12 de junio al 13 de julio en 12 ciudades brasileñas. Hasta ahora sólo se han entregado seis estadios y los otros están en obras con plazos de entrega que se han extendido en varias ocasiones.

Además hay fuertes atrasos en la modernización de sus colapsados aeropuertos y proyectos de movilidad urbana fueron finalmente descartados.

Hace poco más de un año, el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, dijo que Brasil necesitaba de “una patada en el culo” para avanzar rápido con los trabajos, y durante el 2013, en sus visitas, había insistido que aún faltaban cosas por hacer.

Los comentarios despertaron una fuerte crisis que terminó sólo con una disculpa pública de la entidad.

Sin embargo, en esta oportunidad, el mandamás de la FIFA decidió evitar la confrontación y frente la cerrada defensa brasileña, reculó y salió a calmar las aguas en su cuenta de Twitter.

“Coincido con los comentarios de la presidenta Dilma Rousseff sobre la Copa 2014. El Mundo está esperando por la Copa de las Copas. Brasil será un óptimo anfitrión”, dijo.

El 30 de octubre de 2007, el mismo Blatter anunció que Brasil organizaría su segunda Copa del Mundo después de la de 1950, donde son doce estadios por construir y remodelar y una infraestructura obsoleta: el Mundial representaba la oportunidad de acelerar obras que se quedaron en el papel por décadas.

Pero con el pasar de los años, muchos proyectos volvieron a la gaveta, mientras la FIFA bajaba sus niveles de exigencia, aunque siempre expresando su confianza en Brasil.

“Las informaciones que llegan al ministerio de Deporte, enviadas por las autoridades encargadas de preparar las ciudades sede para la Copa del Mundo, y aquellas verificadas por el propio ministro, que cada tres veces visita las obras, detallan que el país estará listo a tiempo”, dijo ese ministerio en un comunicado, difundido poco después de la reacción de Rousseff.

Entre los estadios, el que más preocupa es el de Sao Paulo, sede de la inauguración del Mundial, que se atrasó, después de que un accidente con una grúa dejó a dos personas fallecidas en noviembre.

El nuevo plazo de entrega es el 15 de abril, dos meses antes del torneo y el gobierno estudia además abrir el mercado aéreo doméstico a líneas extranjeras para darle un “equilibrio real” y evitar precios abusivos.

“No hay una decisión aún, pero obviamente, si hay abuso, podríamos pensar en una medida como ésta”, dijo la ministra jefa del gabinete, Gleisi Hoffman, en una entrevista publicada el domingo.

Los millonarios gastos para esta organización han sido criticados por la ciudadanía. Más de un millón de personas salieron a las calles en junio demandando que esos presupuestos sirvan para mejorar la calidad en la salud y la educación.

Se esperan más protestas para la temporada mundialista, aunque sobre eso Blatter dijo en la entrevista que no cree que los brasileños ataquen el fútbol directamente, porque “para ellos es una religión”