Varios atentados dirigidos principalmente contra las fuerzas de seguridad acabaron con la vida de 16 personas en Irak, entre ellas tres oficiales de alto rango, indicaron este domingo responsables de los servicios médicos y de seguridad.

Cuatro militares murieron en un atentado suicida con coche bomba en Mosul, en el norte de Irak, indicaron la policía y una fuente médica.

El kamikaze detonó un coche bomba cerca de un convoy militar matando a un soldado y tres altos oficiales: un general, un coronel y un teniente coronel. La explosión hirió a otras 10 personas, incluyendo seis soldados, según las mismas fuentes.

También en Mosul, una de las localidades más peligrosas de Irak, explotó un coche bomba cerca de un puesto de control del ejército, matando a cuatro soldados. En la ciudad, una bomba mató a un niño.

Estos atentados contra el ejército se producen una semana después de una operación militar contra insurgentes en la provincia de Anbar (oeste) durante la cual 15 militares, cinco de ellos oficiales de alto rango, perdieron la vida.

Por otro lado, cuatro milicianos que participan en la lucha contra Al Qaida fallecieron el domingo en un ataque de los insurgentes en Abu Ghraib, al oeste de Bagdad.

Los insurgentes atacaron un puesto de control de las milicias Sahwa, reclutadas a partir de 2006, inicialmente por el ejército estadounidense, para combatir a Al Qaida y garantizar la protección de los oleoductos que atraviesan zonas tribales suníes, principalmente en el oeste del país.

Los insurgentes sunitas consideran a los miembros de estas milicias como traidores y suelen ser objeto de ataques.

En Bagdad, un atentado con bomba dejó dos muertos y seis heridos en el barrio de Yihad, informaron responsables. En Baquba, al norte de la capital, otra bomba colocada en la calzada mató a una persona e hirió a cuatro.

La violencia se ha multiplicado este año en Irak, alcanzando los niveles de 2008 cuando el país acababa de salir de un conflicto confesional tras la invasión estadounidense de 2003.

Más de 6.750 personas han muerto desde principios de año, según un balance establecido por la AFP en base a fuentes de seguridad y médicas.

Según los expertos, esta nueva espiral de violencia se debe al descontento de la comunidad suní que se considera marginada por el gobierno de mayoría chiita. La detención el sábado de un diputado sunita, tras un bombardeo que le costó la vida a su hermano, podría incrementar el resentimiento.