El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, manifestó este jueves su preocupación por la intensificación de la represión contra los Hermanos Musulmanes desde que fueron declarados grupo terrorista por el gobierno el miércoles.

Durante una conversación con su homólogo egipcio, Nabil Fahmy, Kerry condenó el atentado suicida contra un edificio de la policía en Mansura, en el delta del Nilo, el martes y un ataque contra un autobús en El Cairo el jueves, informó en un comunicado la portavoz de la diplomacia estadounidense, Jen Psaki.

Kerry también “manifestó su preocupación por que el gobierno interino egipcio designara grupo terrorista a los Hermanos Musulmanes el 25 de diciembre y por las últimas detenciones”, señaló Psaki.

El gobierno de Egipto, instaurado por el ejército, acusó el miércoles a los Hermanos Musulmanes, cofradía a la que pertenece el derrocado presidente Mohamed Mursi, de la autoría del atentado en Mansura, que fue reivindicado por Ansar Beit al Maqdes, un grupo yihadista basado en el Sinaí y afín a Al Qaida que no parece tener relación con la organización islamista.

En represalia, las autoridades declararon a la cofradía grupo terrorista y encarcelaron a siete de sus miembros por terrorismo.

Durante la conversación telefónica, Kerry y Fahmy “acordaron que en Egipto no puede haber espacio para la violencia y que el pueblo egipcio merece paz y tranquilidad”, apuntó Psaki.

El jefe de la diplomacia estadounidense también “subrayó la necesidad de que haya un proceso político inclusivo en todo el espectro que respete los derechos fundamentales de todos los egipcios para alcanzar la estabilidad política y los cambios democráticos”.

Los Hermanos Musulmanes siguen convocando manifestaciones casi diariamente pese a que más de 1.000 personas, la mayoría islamistas, han muerto en enfrentamientos callejeros en los últimos meses y miles han sido arrestadas.

Kerry aprovechó su conversación con Fahmy para “resaltar la necesidad de reconsiderar el veredicto” contra las ONG, en referencia a las condenas de entre uno a cinco años de cárcel a 43 trabajadores humanitarios egipcios y extranjeros, decisión que escandalizó a la comunidad internacional.