Las fiestas de fin de año son un momento para compartir en familia; una instancia especial también para las cientos de personas que pasarán estos días en mediaguas, en los campamentos que aún quedan después del terremoto. Esperaron todo el año el mejor regalo que pudieran recibir, que era pasar las fiestas en sus casas nuevas, y esto se transformó en una promesa incumplida.

Ojalá no fuera cierto pero es la cruda realidad de las más de 90 familias, que todavía viven en campamentos, cuando ya casi se cumplen 4 años del terremoto.

Son los casos de Tumbes, el Morro, o el campamento Las Salinas en Talcahuano. Este último alberga a 96 familias para las que ya no caben explicaciones respecto a lo que están viviendo, más aún cuando ven levantadas en el puerto las que serán sus nuevas viviendas: sus departamentos.

Ya están listos pero no han sido recepcionados por el municipio por trabas en la construcción del alcantarillado y la red eléctrica, lo que les impide habitarlos. Y en cambio, deben permanecer todavía en mínimas condiciones, hacinados, con niños pequeños, con adultos mayores… los mismos que hoy pasarán otra navidad en el campamento. Es el caso de Paola y sus 3 hijos:

Para ellos no hay razones claras respecto a la tardanza en la entrega de su solución habitacional. Les prometieron en repetidas ocasiones plazos que, evidentemente, no se cumplieron.

Por lo mismo salieron a las calles hace unos meses atrás, para expresar su rabia y decepción, momento en que pidieron a gritos ayuda por parte de las autoridades responsables, para que fuera posible terminar este año de la mejor forma, como tanto lo han soñado, en sus casas nuevas… deseos y necesidades que, nuevamente, no se hicieron realidad.