Pese al nombramiento este año de mujeres para dirigir General Motors, la Reserva Federal estadounidense o la principal aerolínea de Brasil, cargos ocupados hasta ahora por hombres, sigue siendo raro el avance femenino al interior de las grandes empresas u organizaciones.

En 2013, en Estados Unidos Mary Barra pasó a ocupar la dirección general de General Motors, Marillyn Hewson la del grupo de defensa Lockheed Martin, y Janet Yellen fue nombrada a la presidencia de la Fed, banco central estadounidense y olimpo de las finanzas mundiales.

En Europa, la británica Inga Beale se convirtió en la primera mujer al frente de la aseguradora británica Lloyd’s, en tanto la francesa Daniele Nouy fue elegida para presidir el organismo de supervisión del Banco Central Europeo (BCE).

En América Latina, la brasileña Claudia Sender fue designada presidenta de TAM, la principal aerolínea de Brasil, lo cual le valió un lugar en el listado de las 50 mujeres más poderosas de la revista Fortune.

Sender sigue el camino iniciado en 2012 por la directora ejecutiva de la estatal Petrobras, Maria das Graças Silva Foster, primera mujer en el mundo en encabezar una compañía petrolera e incluida por segundo año consecutivo en 2013 entre las 20 mujeres más poderosas del planeta por la revista Forbes.

“Tenemos por fin modelos para incitar a las mujeres jóvenes a imaginarse capaces de ocupar estas funciones”, dijo Tami Polmanteer, directora de recursos humanos del grupo de marketing Daymon.

Sin embargo, se mantiene la limitación velada al ascenso de las mujeres, también llamada techo de cristal.

“Cada vez que una mujer llega a puestos como éstos es una victoria porque hay muy pocos, pero nombramientos muy destacados hace 10 o 15 años no fueron seguidos” de avances reales, sostuvo Marianne Cooper, socióloga de la Universidad de Stanford, colaboradora en el best-seller “Lean In” (Involúcrense), de Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Facebook, instando a las mujeres a asumir más responsabilidad.

Más educación, pero poca participación en altos cargos

Las mujeres obtienen más títulos que los hombres de las universidades estadounidenses y representan la mitad de los ejecutivos de jerarquía media en grandes empresas, pero sólo ocupan el 15% de los altos cargos.

De acuerdo con la firma Catalyst, ellas no representan más que el 4,5% de los jefes de empresas en la clasificación de Fortune 1000, donde se destacan especialmente Meg Whitman de HP, Virginia Rometty de IBM, Indra Nooyi de Pepsico o Ellen Kullman de DuPont.

Se necesitaría “mucho más que uno o dos nombramientos simbólicos para hacer aumentar este porcentaje”, señaló Katherine Phillips, profesora de la Universidad de Columbia.

Phillips señala sin embargo que en 1995 la lista Fortune 1000 no incluía ninguna mujer como directora general y solamente había un 2% en 2005.

A escala mundial, las mujeres ocupan 11% de los asientos en los consejos de administración, según GMIRatings.

Noruega, Suecia, Finlandia, los países que más aplican cuotas de paridad, registran 30% de féminas en consejos de administración.

“Italia y Francia hicieron progresos importantes a partir de la aprobación de ciertas leyes”, agrega GMIRatings, pero “fuera de Europa, los progresos son extremadamente lentos”, especialmente en Estados Unidos y Canadá.

La tarjeta roja de los países desarrollados recae en Japón, donde apenas un 1% de mujeres integran los consejos de administración.

Algunos sectores están particularmente rezagados en la promoción de las mujeres, como las finanzas o la ciencia, áreas en las que la participación de las mujeres tiende incluso a mermar.

“Las mujeres, juzgadas más duramente”

¿Por qué persiste el techo de cristal? Los expertos mencionan las dificultades para encontrar apoyos en la jerarquía, infraestructuras de guarderías infantiles insuficientes, una tendencia a no creer demasiado en sus capacidades y un sesgo cultural tenaz.

“Las mujeres son juzgadas más duramente”, afirmó Cooper, haciendo referencia a un análisis del estudio McKinsey.

Además tienen “más probabilidades de ser nombradas en cargos de dirección en momentos de crisis, aumentando el riesgo de fracaso”, añadió.

Hewson, por ejemplo, fue promovida en Lockheed Martin ante los recortes de presupuesto del Pentágono y tras una relación “inapropiada” entre una subordinada y quien debía convertirse en jefe de la firma.

En términos de salarios, “las mujeres tienden a ganar menos”, dijo Cooper, precisando que en Estados Unidos, la diferencia es de alrededor de 6%.

Phillips habla incluso de una “penalización de las madres” documentada por una investigadora de Stanford: las mujeres ganan menos a partir de que tienen hijos pues son consideradas menos “involucradas”, al contrario de lo que sucede con los hombres.

Un estudio del Foro Económico Mundial sobre altos ejecutivos en 130 países ubicó a Malasia y Singapur a la cabeza de la igualdad de salarios, Estados Unidos en el medio del pelotón y Francia penúltimo.