Los tripulantes extranjeros del barco de Greenpeace, entre ellos dos argentinos y una brasileña, detenidos en septiembre en territorio ruso y puestos en libertad dos meses después, no podrán abandonar Rusia, indicó el viernes la ONG.

Los abogados de la organización ecologista solicitaron a las autoridades rusas la posibilidad de abandonar el país de uno de los 26 miembros extranjeros de la tripulación del “Arctic Sunrise”, intervenido por un comando ruso tras una protesta contra una plataforma petrolífera en el Ártico.

Sin embargo, la militante danesa Anne Mie Jense recibió una carta de la comisión de investigación rusa en el que indicaba que los extranjeros implicados “no eran libres de abandonar el país”, indicó Greenpeace en un comunicado, sin precisar cuando podrían hacerlo.

Según la organización, Rusia ignora así la decisión del Tribunal internacional del derecho del mar, que instó a Moscú en noviembre a permitir que los tripulantes extranjeros pudieran volver a sus respectivos países.

Rusia indicó que no reconocía la competencia de este tribunal en el caso de Greenpeace.

Tras su detención, los militantes extranjeros de la ONG, en libertad bajo fianza desde noviembre, no cuentan con la visa de sus pasaportes, que certifica la entrada legal en el país, por lo que no pueden salir de él.

El jefe de la administración presidencial rusa, Serguei Ivanov, indicó en noviembre que los detenidos podrían abandonar el país “en cuanto las cuestiones (jurídicas) sobre la forma en que podrán salir de Rusia hayan sido resueltas”, en referencia a la falta de visas rusas para los miembros extranjeros de la tripulación.

Los militantes se enfrentan a una pena de hasta siete años de prisión por “vandalismo”.