La Cámara de Diputados de México aprobó definitivamente este miércoles una histórica reforma energética, previamente avalada por el Senado, que abre las puertas al capital privado nacional y extranjero, poniendo fin a 75 años de monopolio estatal.

Tras su aprobación el miércoles en el Senado con el rechazo de la izquierda, la polémica reforma se aprobó con 353 votos a favor y 134 en contra en la Cámara de Diputados en una votación tensa de más de 20 horas en la que los legisladores intercambiaron gritos e insultos. Dos diputadas llegaron a las manos y un legislador de la izquierda se desnudó para simular el “despojo” a la estatal petrolera Pemex.

“¡Vendepatrias!” o “¡verdugos!” fueron algunos de los clamores de los legisladores de la izquierda en la votación nominal del proyecto, que fue aprobado gracias al voto del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder, y el Partido Acción Nacional (PAN, conservador).

La sesión tuvo que celebrarse en un auditorio alternativo al salón de plenos, ya que el miércoles una veintena de legisladores de izquierda se atrincheraron en la tribuna de la sala bloqueando los accesos con sillas y cadenas con la intención de impedir la votación.

La energética es considerada la más importante del paquete de reformas estructurales impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto, quien asumió el poder hace un año, para estimular el crecimiento económico y social del país.

Debido a la modificación a tres artículos constitucionales, ahora, la ley tendrá que ser aprobada por 16 de los congresos estatales para que el presidente la promulgue, y se anticipa que no enfrentará problemas mayores debido a que el PRI y el PAN tienen la mayoría de las gobernaciones de los estados.

La reforma prevé acabar con 75 años de monopolio energético estatal y abrir al capital privado nacional y extranjero la exploración y extracción de hidrocarburos mediante distintos tipos de contrato: de servicios, de utilidad o de producción compartida o de licencia, algo que la izquierda ve como una “privatización” del sector y la apertura a concesiones encubiertas.

El proyecto también incluye la creación de un fondo que se encargará de administrar las regalías petroleras, teniendo en cuenta que Pemex, la petrolera estatal, destina actualmente un 67% de sus ganancias a las arcas públicas mexicanas.

La reforma elimina además del consejo de administración de Pemex a los cinco representantes del influyente sindicato de la petrolera, cuyo dirigente, Carlos Romero Deschamps, fue acusado años atrás de haber desviado fondos a una campaña presidencial.