O’Higgins disfruta de un momento estelar, luego de obtener su primer campeonato de Primera División en 58 años de existencia. Un camino largo para una institución que ha contado con figuras estelares y una hinchada seguidora, pero a la que se le negaba su espacio en la historia grande del fútbol chileno

Los inicios

Luego que en 1954 los equipos rancagüinos O’Higgins Braden y América lograran el ascenso a Primera División, la Asociación Central de Fútbol apeló a una regla que indicaba que impedía que una ciudad tuviera dos clubes en la máxima categoría. Así, obligados a la fusión, nace el Club Deportivo O’Higgins, estableciéndose como fecha de fundación el 7 de abril de 1955.

Los primeros años tienen a los celestes cumpliendo buenas campañas, liderados por jugadores como Carlos Bustos, Juvenal Soto, José Benito Ríos y el argentino Federico Vairo, aunque en 1963 llega el primer descenso.

Estando en la segunda categoría llega a la institución rancagüina el trasandino Mario Desiderio –elegido el mejor jugador de la historia del club por votación de los hinchas-quien encabezó al elenco que logró el título de Segunda División en 1964.

A fines de los ’70 e inicios de los ’80 los celestes viven una de sus mejores épocas. Tras retornar a primera división en 1977, las tres participaciones en Copa Libertadores en 1979, 1980 (donde clasifica a la ronda semifinal) y 1984 marcan una etapa de gloria, donde quedan en la memoria apellidos históricos como Serrano, Valenzuela, Neira y Vargas (Osvaldo y Juvenal), entre otros.

Otra etapa que destacada en la historia del equipo se vive en el primer lustro de la década de los ’90. Destacados jugadores nacionales como Aníbal González, Fernando Cornejo, Nelson Tapia, Mauro Meléndez y Joel Molina conviven en distintos planteles con extranjeros de alta calidad como Gustavo de Luca, Roque Alfaro, Jorge Díaz y Sergio Merlini, dando forma a equipos que durante esos años participan en liguillas para Copa Libertadores y una final de Copa Chile en 1994, donde caen en definición a penales ante Colo Colo.

El desastre económico

La segunda mitad de esa década estuvo signada por las dificultades económicas y deportivas. Tras el descenso de 1996, un equipo basado en jugadores de casa –con Mario Nuñez convertido en estandarte e ídolo de la hinchada- logra dos años después devolver el club a la máxima división, lugar donde se mantiene con dificultades hasta 2001.

La paupérrima situación económica hace que O’Higgins viva sus peores años entre 2002 y 2005. Huelgas de jugadores, funcionarios que acumulaban incluso seis meses de sueldo adeudados y una intrascendente participación en Primera B pusieron en riesgo la continuidad del club.

El renacer de la mano de Abumohor

En ese contexto se produce el arribo de Ricardo Abumohor, quien adquiere el club por alrededor de 500 millones de pesos en 2005, año que coincide con el ascenso a Primera. El ex presidente de la ANFP aprovecha el ascenso conseguido a fines de ese año y apunta a ordenar el caos reinante en el club, acompañado por su familia y su histórico colaborador, Pablo Hoffman. La estabilidad económica, la recuperación de las divisiones inferiores y el protagonismo en la competencia son la muestra de su trabajo.

Las semifinales del Clausura 2006, la apuesta por un desconocido Jorge Sampaoli y la contratación de elementos como Carlos Carmona, Jean Beausejour y el venezolano Giancarlo Maldonado marcan la antesala a la llegada de Eduardo Berizzo.

La era de Toto está fresca: las buenas campañas se mezclaron con la amarga derrota ante Universidad de Chile en la final del Apertura 2012 y la tragedia de Tomé, donde murieron 16 hinchas. Situaciones que fortalecieron el espíritu y la convicción de una institución que vive su hora más gloriosa.