Los sudafricanos fueron convocados este domingo a “rezar, cantar y bailar” en honor a su primer presidente negro, Nelson Mandela, fallecido el jueves a los 95 años, en el primer día de una semana de duelo oficial que terminará con su entierro el 15 de diciembre.

El domingo por la mañana la gran iglesia católica Regina Mundi de Soweto, el antiguo gueto negro que fue el centro de la resistencia al apartheid, estaba casi llena para la misa de las 07:00 horas.

El sacerdote Sebastian Rossouw llamó a sus fieles a orar por Mandela, “una luz en la oscuridad”, destacando “su humildad y su capacidad para perdonar”.

Sin embargo, “como todos los seres humanos, Madiba no era perfecto”, dijo el cura, llamando a Nelson Mandela por su nombre de clan, como a menudo hacen los sudafricanos de manera afectuosa.

Frente a la iglesia rezaban los feligreses que esperaban la segunda misa del día. No se escuchaban llantos. Olga Mbeke, de 60 años, recuerda la época violenta del apartheid. “Durante nuestros mitines aquí rezábamos por los combatientes, incluyendo a Mandela. Luchó por nosotros, ahora debe encontrar el descanso. Oramos por la paz de su alma”, dijo.

El sábado, el presidente Jacob Zuma lanzó un emotivo llamado a todos los sudafricanos, pidiéndoles que participasen en la jornada nacional de plegaria y de reflexión este domingo. “Debemos, aunque lloremos, cantar con la voz más fuerte posible, bailar y hacer lo que queramos hacer, para celebrar la vida de este revolucionario excepcional que mantuvo vivo el espíritu de libertad y nos condujo hacia una nueva sociedad”, exclamó Zuma.

El Congreso Nacional Africano, el partido en el poder, cuyo más célebre líder fue Mandela, dará el ejemplo enviando a sus dirigentes a diversas iglesias protestantes, una sinagoga y un templo budista.

Una semana de homenaje

El homenaje había comenzado desde el anuncio del fallecimiento del premio Nobel de la Paz de 1993, al cual se atribuye el mérito de haber evitado una guerra civil en el país a principios de los años 1990.

Los medios de comunicación sólo hablan de Mandela, y miles de sudafricanos desfilaron para rendirle homenaje en lugares simbólicos: frente a su casa de Johannesburgo -donde falleció el jueves-, frente a su antigua casa de Soweto, delante de la presidencia en Pretoria, el municipio de El Cabo donde hizo su primer discurso de hombre libre en 1990 después de haber pasado 27 años en las cárceles del apartheid, y ante su casa de Qunu (sur), donde será enterrado.

Después de las plegarias de este domingo, la semana continuará el lunes con un homenaje en el Parlamento, seguido el martes por una ceremonia oficial en el estadio de Soccer City, en Soweto.

Los restos mortales de Mandela serán llevados en procesión por Pretoria el miércoles, el jueves y el viernes y velados en el Union Building, la sede de la presidencia sudafricana en Pretoria, para que sus compatriotas puedan darle un último adiós.

El 15 de diciembre se celebrará un funeral de Estado en su pueblo natal, Qunu.

Una ceremonia de adiós tendrá lugar el sábado en una base militar de las afueras de Pretoria en honor al héroe de la lucha contra la segregación racial antes de que sea llevado hacia su última morada, en su provincia natal de El Cabo oriental (sur).

Al llegar será conducido en procesión a lo largo de los 40 km que separan al aeropuerto de Mthatha de Qunu, la aldea de su infancia, donde decía haber pasado los años más felices de su vida. Su tribu Thembu lo recibirá con una ceremonia tradicional.

Nelson Mandela será enterrado el 15 de diciembre en Qunu, junto a sus padres y tres de sus hijos. En Sudáfrica se espera la llegada de jefes de Estado y de gobierno, actuales o que ejercieron esos cargos en el pasado, miembros de las familias reales, artistas y dirigentes espirituales del mundo entero.