Con la llegada de los calores y consiguiente uso de piscinas, la docente de la carrera de Enfermería de la Universidad San Sebastián, Ingrid Toro, explicó que lo ideal es evitar usar calzado de goma con los pies húmedos porque podrían proliferar hongos.

Dijo que la clave es mantener los pies secos una vez fuera de la piscina, ya sea con sandalias de goma u otro material como algodón o cuero.

Por otro lado, la especialista dijo también que es mejor no exponer a niños menores de 2 años a estas piletas, dado que los pequeños no controlan esfínter, y pueden contaminarse con microorganismos que pueden generar diarreas e infecciones del tracto urinario a niños y adultos.

“Si se va a exponer a un bebé al agua de piscina, se debe hacer aseo genital previo y bañarlo por tiempos cortos. Luego darles un baño para retirar de la piel el agua con cloro”, dijo la docente.

En el caso de niños menores de 2 años, es recomendable cambiar el traje de baño apenas salga de la piscina. La idea es que el niño siempre esté seco y limpio.

Si usa piscinas inflables, sostuvo, el agua debe ser eliminada apenas el bebé salga de la piscina, ya que el agua estancada es cultivo de gérmenes y microorganismos. Cuidado si la va a desinfectar porque algunos productos son muy fuertes y pueden causar irritación en ojos, boca, genitales y piel a los más pequeños, favoreciendo las infecciones.

Dijo que otro problema común en esta temporada es la conjuntivitis, sobre todo en niños. Para ello se aconseja el uso de lentes de agua o evitar que los niños se sumerjan constantemente en la alberca. Todo esto debe estar siempre supervisado por adultos.

En el caso de los adultos, la académica manifestó que “es aconsejable tomar una ducha corta antes y después de bañarse en la piscina para eliminar los microorganismos por arrastre y quitarse los restos de cloro que pueden causar irritación en la piel, en genitales y mucosas”.