Estados Unidos llamó este lunes a Pekín a renunciar a establecer una controvertida zona aérea de identificación (ZAI) en el mar de China oriental, afirmando que podía aumentar el riesgo de accidentes.

“La posición del gobierno estadounidense es que no acepta las demandas de China”, declaró la portavoz del Departamento de Estado Jennifer Psaki.

El 23 de noviembre, Pekín instauró una ZAI sobre una gran parte del mar de China oriental, entre Corea del Sur y Taiwán, que comprende un pequeño archipiélago controlado por Tokio, las islas Senkaku, que reivindican las autoridades chinas bajo el nombre de Diaoyu.

Psaki observó que el anuncio había sido hecho “sin las consultas previas” y que la zona en cuestión se superponía a otras, declaradas por Japón y Corea del Sur.

“El hecho de que el anuncio de China haya provocado una confusión y aumentado el riesgo de accidentes no hace más que subrayar la validez de nuestras preocupaciones y la necesidad para China de renunciar a los procedimientos” de identificación, declaró a periodistas.

“Este anuncio no modificará nuestras maniobras militares”, insistió, haciendo referencia al sobrevuelo de la zona la semana pasada por dos bombarderos estadounidenses B-52, sin que Pekín hubiera sido notificado.

El viernes, Estados Unidos ya había afirmado que seguiría volando sus aparatos militar en la zona. Pero en cuanto a vuelos comerciales, el Departamento de Estado había adelantado que las compañías aéreas respetarían las instrucciones de los países concernidos.

Este mensaje se da en momentos en que el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, llegó a Tokio, en la primera etapa de una gira asiática que lo llevará también a Pekín y Seúl esta semana.