El cometa ISON parece no haber superado la prueba de pasar cerca del Sol, concluyeron este jueves astrónomos tras examinar imágenes transmitidas por varios satélites de observación solar.

“Parece que el cometa ISON probablemente no sobrevivió a su periplo”, concluyó Karl Battams, cometólogo del Laboratorio de Investigación Naval de Washington, durante una mesa redonda organizada por la televisión de la NASA.

“Acabo de mirar las últimas imágenes satelitales y no veo nada salir de atrás del disco solar y esto podría ser la estocada final”, agregó.

Lo mismo concluyó Phil Plait, astrónomo editor del sitio “Bad Astronomy”: “No creo que el cometa haya sobrevivido”, dijo.

“ISON parece haber desaparecido, haberse desintegrado en las últimas horas”, añadió Dean Pesnell, un físico solar, responsable científico del “Solar Dynamics Observatory” o SDO, un satélite de la NASA para observar el Sol.

“No vemos nada y tanto el SDO como SOHO (Observatorio solar y heliosférico) son muy buenos detectores de cometas”, insistió. El SOHO es operado conjuntamente por la NASA y la ESA, la agencia espacial europea.

Se preveía que ISON, un bloque de hielo y roca, se acercaría hasta 1,17 millones de kilómetros de la superficie solar hacia las 18:30 GMT, afrontando temperaturas de 2.700 grados y perdiendo tres millones de toneladas por segundo. Al parecer, el cometa se habría volatilizado antes de alcanzar ese lugar.

La mayoría de los astrónomos había previsto que ISON no sobreviviría esta aproximación al Sol.

“Creo que tiene tal vez 30% de posibilidades de lograrlo”, dijo Carey Lisse del Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins en conferencia de prensa telefónica.

ISON es “como una bola de nieve perdida”, explicó, y “tal vez la mitad o la tercera parte es agua, por lo que es bastante débil”. También es más pequeño que la mayoría de los cometas, con 1,2 km de diámetro, frente al tamaño promedio “de unos tres kilómetros de diámetro” de los cometas, añadió.

Desde que fue descubierto en 2012 por astronautas rusos, el cometa movilizó a la comunidad científica dado que se remonta a los orígenes del sistema solar, hace unos 4.500 millones de años.

ISON se habría escapado, hace unos millones de años, de la nube de Oort, una suerte de conglomerado de cometas en los confines del sistema solar a mitad de camino entre el Sol y la siguiente estrella.

“Es una reliquia de la formación del sistema solar”, había considerado Carey Lisse, subrayando que los planetas se formaron con cometas que brindaron agua, entre otros elementos, de ahí la importancia de estos cuerpos celestes.

“Este cometa es de gran interés para nosotros” porque se descubren pocos que vienen de tan lejos en el sistema solar, había subrayado James Green, responsable de ciencias planetarias en la NASA.

El hecho de que ISON haya sido detectado muy lejos en el sistema solar hace que los astrónomos tuvieran mucho tiempo para observarlo.

A medida que se acercaba al Sol, las fluctuaciones de su estela dejaron en evidencia los movimientos que de otra manera hubieran sido invisibles del viento solar formado por partículas que el Sol expulsa permanentemente.

Estos últimos días, ISON tenía comportamientos erráticos, brillaba intensamente antes de mostrar una luz mucho menos intensa, lo que llevó a los astrónomos a pensar si el cometa no se había ya desintegrado.

A continuación, observa la secuencia publicada por el sitio especializado Space Weather, con imágenes tomadas entre las 12:00 y las 00:00 horas del 28 de noviembre, que muestra la “desaparición” del cometa tras su paso cerca del Sol.

Fuente | Space Weather

Fuente | Space Weather