Los impulsores del bitcoin desean que esta moneda virtual deje de asociarse al dinero del crimen organizado, a pesar de que ha estado en el centro de casos de blanqueo de dinero o de tráfico de drogas.

El “bitcoin no es un velo mágico para realizar transacciones ilícitas”, aseguró Patrick Murck, representante de la Fundación Bitcoin, encargada de promover esta moneda, durante una comparecencia el lunes ante el Senado dedicada a los riesgos y promesas de las divisas virtuales.

Creado en 2009, el bitcoin puede ser cambiado en línea en servidores conocidos como “minoristas de bitcoins” por dinero real o utilizado para comprar bienes y servicios en Internet. Pero, no está regulado por ningún gobierno.

Esta moneda virtual, poco conocida por el público, acaparó las noticias hace poco cuando el FBI anunció el cierre de Silk Roak, un sitio clandestino en el que se podía comprar o vender droga con bitcoins. La policía federal estadounidense incautó entonces 26.000 bitcoins equivalentes a unos 3,6 millones de dólares en ese momento.

Los responsables gubernamentales recordaron ante el Senado que otra moneda virtual, el Liberty Reserve (LR), creada en 2006, fue la herramienta para llevar a cabo el mayor blanqueo de dinero hasta ahora en Estados Unidos, de 6.000 millones de dólares.

La plataforma de pago, que tenía el mismo nombre, permitía enviar sin rastro dinero a cualquier persona en cualquier lugar del mundo fuera de toda legislación.

Ernie Allen, presidente de International Centre for Missing & Exploited Children (Centro Internacional por la Desaparición y Explotación Infantil, una organización contra la pedofilia, también recordó que “la pornografía infantil actualmente se crea y desarrolla usando (…) monedas virtuales”.

Se calcula que hay unos 1.500 millones de dólares en bitcoins circulando de forma virtual en el mundo.

“Vigilancia”

Pero para Murk, el bitcoin va “más allá de Silk Road”. Si las autoridades se muestran demasiado “antipáticas” con esta divisa virtual, las empresas que la usan en Estados Unidos pueden emigrar “a otros países más acogedores”, amenazó el experto el lunes en su comparecencia.

“La cuestión es saber si la economía del bitcoin será integrada en los servicios financieros estadounidenses y si va generar empleos y crecimiento (…) o si la economía del bitcoin emigrará, con los empleos e innovación que conlleva”, planteó.

Jeremy Allaire, director general de Circle Internet Financial, que ofrece productos financieros con moneda virtual, denunció el “coste muy elevado” de las divisas tradicionales.

Aunque las virtuales son competencia directa de las monedas emitidas por los bancos centrales, como el dólar, el presidente de la Reserva Federal (Fed, banco central estadounidense), Ben Bernanke, escribió a principios de septiembre al Senado que las innovaciones pueden “conllevar riesgos”, pero también pueden ser prometedoras “a largo plazo” gracias a su sistema de pago, “más rápido, más seguro y más eficaz”.

Mythili Raman, representante del Departamento de Justicia, anticipó “un crecimiento” de estas monedas junto con “un crecimiento de transacciones ilegales”, por lo que invitó a los congresistas a estar atentos y vigilar.

El Departamento de Seguridad Interior, mucho más severo, reconoció “la necesidad (de tener) una actitud agresiva” con respecto a las monedas virtuales.

Este verano, el gobierno alemán reconoció el bitcoin como moneda, lo que le permite gravar las transacciones que se realizan con ella.

El senador Thomas Carper, presidente de la comisión de Seguridad Interior, manifestó su esperanza de que en el futuro se puedan aprovechar “los beneficios económicos” de las monedas virtuales, al tiempo que “desaparezcan sus comportamientos criminales”.