Siete niños de una misma familia murieron este lunes por la explosión de una bomba artesanal en la inestable provincia de Paktika, en el sudeste de Afganistán, anunció un responsable local.

Uno de ellos pisó el detonante y activó la bomba, oculta en el borde de una carretera, mientras jugaban, explicó el portavoz del gobierno local, Mojlis Afgan.

La explosión “mató a siete niños de la misma familia” de entre 7 y 12 años, indicó Afgan.

Las bombas artesanales son una de las armas predilectas de los talibanes, que llevan a cabo una violenta insurrección en Afganistán desde que una coalición militar liderada por Estados unidos los expulsó del poder.

Según un reciente informe de la ONU, el uso de estas bombas es la primera causa de víctimas civiles en el país (35%). En el primer semestre de 2013, provocaron 443 muertos y 917 heridos en Afganistán, un tercio más que en el mismo periodo de 2012.

La facilidad de su fabricación y su poder mortífero las convierten en una amenaza permanente en algunas carreteras de Afganistán, aunque a veces también se ocultan en otros objetos de uso diario, como teléfonos móviles o radios.