Un joven francés, varado en Estados Unidos tras ser considerado demasiado gordo para viajar en avión, finalmente encontró cómo volver a Europa, tras haber sido también rechazado por el trasatlántico Queen Mary, dijo el lunes su padre a la AFP en Nueva York.

Kevin Chenais, de 22 años y 230 kilos de peso, tenía previsto abordar la noche del lunes un avión de la compañía Virgin en Nueva York para viajar con sus padres a Londres, dijo René Chenais.

Una vez en Londres “no sé qué va a pasar”, dijo Chenais, contactado por teléfono cuando salía de su hotel de Brooklyn hacia el aeropuerto.

El Queen Mary, dijo, “no quiso embarcar a Kevin, argumentando razones de seguridad médica”. La negativa les fue dada el domingo.

Fue la segunda derrota de la familia oriunda de Ferney Voltaire (Ain, cerca de la frontera con Suiza), tras la negativa de British Airways de permitir abordar al joven, que estaba en Estados Unidos desde mayo de 2012 para realizarse un tratamiento médico.

Kevin Chenais sufre de un desequilibrio hormonal y es paciente desde hace años de la Clínica Mayo, cuyo centro principal se encuentra en Rochester (Minnesota, norte).

La familia Chenais declinó el lunes “echar leña al fuego”, indicando que su hijo estaba “un poco triste” de irse de Estados Unidos.

British Airways, que había trasladado a la familia en mayo de 2012, aseguró a la AFP que la empresa había “tratado de encontrar una solución”.

“Desafortunadamente, fue imposible acomodar al pasajero con seguridad y propusimos a la familia reembolsarle el billete íntegramente”, dijo un portavoz.

Kevin Chenais se mueve en una silla de ruedas motorizada y casi siempre necesita oxígeno y supervisión médica.

Según su padre, los problemas de salud de su hijo comenzaron cuando tenía seis meses, con lo cual no ha podido llevar una vida normal. El joven se había entusiasmado con la idea de viajar en el Queen Mary.

La familia llegó el pasado martes a Nueva York en tren procedente de Chicago (norte), con miras a regresar a Europa por barco. Desde finales de octubre, cuando la British Airways le impidió abordar el avión de regreso, el joven y su familia habían estado en un hotel en el aeropuerto de Chicago.