Este domingo, el candidato mayoritario durante las elecciones no fue Michelle Bachelet ni Evelyn Matthei: fue la abstención, la cual ascendió a un 50.7% de los votantes habilitados, una cifra muy superior al 12.4% registrado en 2009, cuando el sufragio era aún obligatorio.

La preocupación por el desinterés de los votantes ha llevado a que algunas voces -incluída la candidata de la Nueva Mayoría- vuelvan a plantear la opción de reinstaurar la obligatoriedad del voto, una propuesta que ya está sacando ronchas entre los defensores de los derechos ciudadanos, sobre todo de quienes culpan a los propios políticos por esta indiferencia.

Pero ajeno a esta polémica, ¿cuál habría sido el verdadero poder de la ciudadanía si hubiera concurrido a votar masivamente?

El siguiente gráfico muestra las proporciones de cada opción, demostrando que por sí solo, el voto de quienes se abstuvieron habría bastado para dar vuelta cualquier resultado electoral.