Autoridades de México exhumaron este sábado siete cuerpos de cinco fosas clandestinas localizadas en un paraje suburbano del turístico puerto de Acapulco (sur), a menos de 48 horas del hallazgo de seis cadáveres en un predio cercano, informó la policía local.

A esto se aúnan otros 18 cuerpos que fueron localizados en fosas clandestinas de Jalisco (oeste), por lo que en la última semana, suman 31 los cadáveres extraídos de este tipo de fosas en el país.

“Se ubicaron cinco fosas en una huerta que funciona como vivero”, muy cerca de la turística Zona Diamante, dijo este sábado a la AFP un jefe policial que pidió el anonimato.

“De ahí fueron sacados siete cadáveres”, todos del sexo masculino, que tenían heridas de arma de fuego en diversas zonas y su estado de descomposición era avanzado, añadió el agente, quien precisó que el hallazgo fue posible gracias a una llamada telefónica anónima a la Armada de México.

El jueves, la fiscalía del estado de Guerrero, donde se localiza Acapulco, informó del hallazgo de los cadáveres de cinco hombres y una mujer en una fosa clandestina en El Salto, una comunidad rural del turístico balneario.

Ese mismo día, la policía federal anunció la implementación de una nueva estrategia de seguridad, que incluyó la remoción del titular de la Secretaría de Seguridad Pública del puerto.

Pero Guerrero, donde existen rutas del narcotráfico hacia Estados Unidos y proliferan sembradíos de amapola, no es el único lugar en que se han localizado fosas clandestinas recientemente.

Cerca de La Barca, una comunidad limítrofe entre Jalisco y Michoacán, se hallaron desde el sábado pasado ocho fosas clandestinas, y este viernes, un funcionario de la fiscalía general informó a la AFP que hasta el momento se han exhumado de ellas 18 cadáveres.

Esa zona es escenario de sangrientas batallas entre cárteles narcotraficantes como Jalisco Nueva Generación y Los Caballeros Templarios, que se disputan el territorio y se financian además a través de extorsiones, secuestros y robos a pobladores y comerciantes.

Decenas de fosas clandestinas con cientos de cadáveres han sido encontradas en distintos puntos de México desde que se recrudecieron las pugnas entre narcotraficantes y los operativos militares para detenerlos, que han tenido un saldo de al menos 77.000 muertos desde finales de 2006.