30 años se cumplieron desde que Sebastián Acevedo se inmolara en el frontis de la Catedral de Concepción. Implorando información respecto al paradero de sus hijos detenidos por la CNI, decidió rociarse con bencina y quemarse a lo bonzo. Cientos de personas acompañaron a sus familiares en un acto conmemorativo en el mismo lugar del terrible episodio.

Tres décadas se cumplieron desde que Sebastián Acevedo, de 52 años entonces, muriera tras quemarse a lo bonzo en el frontis de Catedral de Concepción. Motivado por la desesperación de no conocer el paradero de sus hijos, detenidos por la CNI, el obrero oriundo de Coronel, se instaló en el lugar exigiendo información respecto al estado de María Candelaria y Galo Acevedo.

A 30 años, y pese al dolor que los acompaña siempre, hoy lo recuerdan con orgullo e inmenso amor, por haber entregado su propia vida por ellos.

Galo Acevedo, mostró su gratitud por el apoyo que hasta hoy reciben de muchas personas y agrupaciones de Derechos Humanos. Es esto dijo, lo que les permite, mantener vivo el recuerdo de su padre:

“Que la CNI devuelva a mis hijos” imploraba Sebastián ese 11 de noviembre. Misma frase que ahora recordaron las cientos de personas que llegaron a acompañar a su familia:

La música de la agrupación nacional “Sol y Lluvia”, estuvo presente en el acto. Un hecho que sigue vivo en la memoria de quienes recuerdan aquel terrible episodio, como una muestra del difícil momento que enfrentó Chile en dictadura.