Atentados con proyectil, recorte de propaganda, robos, destrozos y golpes entre brigadistas a una semana de las elecciones, es el escenario que por estos días expresan las distintas candidaturas. Sin embargo, un proyecto de ley contra la violencia en campañas permanece en el Congreso. Paradójicamente, todos los candidatos se defienden y garantizan buenas prácticas.

La llamaban desde hace un tiempo la región del Lío Lío y sigue haciendo mérito a su apelativo. Y es que en el único lugar del país en que la campaña ha llegado incluso a un atentado con proyectil es la zona del Bío Bío.

Pese a que el hecho aún es investigado, las sospechas de la misma víctima apuntan a un maniobra política. La camioneta de Gabriel Torres fue atravesada por un objeto que trizó por completo el vidrio trasero, una esquirla dañó su cabeza y de milagro no hubo muertos, según declara.

A esto se suma el habitual rayado de muros, rayado sobre rayado, nombre sobre nombre, candidato sobre candidato.

En tanto la pelea callejera nocturna entre brigadistas, que pone palomas y el que saca palomas, ya llegó a los combos.

La candiata senatorial costa, Jacqueline Van Rysselberghe, pese a que decidió no denunciar formalmente en la justicia, dio cuenta de rayados en su contra en su sede y también en una boutique de su propiedad. Deslizó implícitamente una eventual responsabilidad de su contrincante político Alejandro Navarro.

El senador del MAS replicó y aseguró que ni siquiera tiene un despliegue masivo de palomas, e invitó a la candidata gremialista a denunciar los delitos que presume.

Otro involucrado en la disputa Costa, Rafael Garay, independiente por el PRO, reveló que sus brigadistas sufrieron agresiones a golpes durante una noche de campaña.

El candidato senatorial Cordillera, Felipe Harboe (PPD) también sufrió embates de la riña callejera en rayados y destrucción de su material.

Harboe decidió empadronar a sus brigadistas, tal cual lo propuso en materia legal en el Congreso, junto a otros pares, con posterioridad a las elecciones municipales de octubre pasado.

Lo cierto es que la ley para erradicar la violencia en las campañas políticas sigue en el Congreso, desafío para los que consigan escaños.