Grecia vive este miércoles una huelga general de 24 horas para protestar por las medidas de austeridad impuestas por los acreedores internacionales que actualmente examinan las cuentas del país.

Esta cuarta huelga general en lo que va de año, convocada por los sindicatos del sector privado (GSEE) y público (Adedy), afectaba principalmente al transporte marítimo de pasajeros entre el continente y las islas.

También hay previstos paros de tres horas al principio y al final de la jornada en el servicio de autobuses y trolebuses de la capital, mientras que el atractivo turístico más visitado del país, la Acrópolis, situada en el viejo centro de la capital, iba a cerrar dos horas antes.

En las primeras horas de la mañana se registraban enormes atascos en Atenas, debido al funcionamiento parcial de los transportes públicos.

El centro de la ciudad estará cerrado al tráfico al final de la mañana por las manifestaciones convocadas por GSEE, Adedy y el sindicato Pame, cercano al partido comunista.

En cambio, el metro de Atenas funciona con normalidad para facilitar el desplazamiento de los manifestantes.

También se prevén perturbaciones en el tráfico aéreo interno debido a los paros de cuatro horas anunciados por los controladores aéreos, anunciaron las compañías griegas Aegean y Olympic Air.

Los hospitales proporcionan también servicios mínimos, mientras que numerosos funcionarios de ministerios y servicios públicos también observaban la huelga, según la prensa local, para protestar por el ambicioso plan de traslados y despidos en el sector público, que se inició este verano.

“¡Todos juntos, nadie puede conseguirlo solo!”, es el eslogan de los afiliados del GSEE, antes del inicio de la manifestación.

En este clima tenso, los representantes de la troika de acreedores -la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI)- llegaron a principios de semana en Atenas para proseguir la auditoría iniciada en septiembre de las cuentas y las reformas en marcha del gobierno de coalición.

El gobierno griego espera de esta visita el desbloqueo de un nuevo tramo de 1.000 millones de euros de ayuda.