La emisión del 30 de septiembre de “En su Propia Trampa” de Canal 13, sacó ronchas en varios sectores de la sociedad. Tras el episodio, que buscaba desenmascarar a un menor de 16 años con un amplio prontuario policial por medio de una operación simulada, el programa fue blanco de críticas.

Tanto así, que incluso la Defensoría de Puente Alto tomó cartas en el asunto y protegió al adolescente supuestamente vulnerado, interponiendo acciones legales en la Fiscalía que acusan al programa de sustracción de menores y tortura.

Consultado por The Clinic sobre la situación, Pablo Walker, Capellán del Hogar de Cristo, criticó al programa del 13 afirmando que si bien “Uno empatiza con quienes son víctimas de la delincuencia (…) ese sufrimiento no justifica convertir a alguien en un hámster sometido a un electroshock para deleite de la audiencia, porque eso es una construcción social de la rabia que no ayuda en nada a la reparación del problema de fondo”.

“El desafío es cómo pasamos de la venganza –de reírnos de este muchacho, de hacerlo bailar para hacer el ridículo- a que la justicia se entienda a sí misma como un acto también de reintegración (…) El denunciado es una especie de circo humano, porque se hace una caricatura”, dijo, agregando que a su juicio sí corresponde analizar si el espacio vulneró o no los derechos del aludido.

Al preguntarle si le parece legítimo emplear métodos como éste para “hacer pagar” a los delincuentes, bajo la premisa de que la justicia no sería eficiente, Walker sostuvo que “En la democracia, la administración de la ley está entregada a organismos específicos, no a privados”.

“Cuando los privados toman en sus manos la justicia, y todo eso en el marco de un mercado que busca lucrar con el rating, estamos en el límite de prácticas deshumanizadoras. Esto es muy grave porque se omite al televidente toda la realidad social que lleva a que este joven tome el camino de la delincuencia”, afirmó.

Sin embargo, el Capellán destacó que “tampoco es justo generalizar. El mismo canal que emite ese programa, tiene otros que entregan una mirada respecto de cómo se repara ese quiebre que provoca la exclusión social”.

Finalmente, en torno a las reacciones que a veces emite la gente al opinar sobre actos delincuenciales, como decir que a los responsables hay que “quemarlos en el camión”, Walker aseveró que “Estas reacciones sin filtro a veces nacen de un sentimiento muy profundo, algo pasó y hay que saber qué es”.

“Alguien fue víctima de un delito y eso lo motiva. Otras veces nacen de una superficialidad muy cotidiana: hay que matarlos a todos, hay que mandarlos a una isla. (Pero) En Chile necesitamos convivir con la diversidad (…) La democracia convoca a la diversidad, pero hemos creado un modelo de desarrollo social donde nos hemos creído el cuento de que la felicidad consiste en un ascenso social individual, en el consumo”, concluyó.